Los retos del cambio climático, la apertura comercial, la crisis de las cadenas de suministros, la invasión de Rusia a Ucrania y los múltiples aumentos en los costos asociados a insumos han acelerado la búsqueda de opciones para que productores puedan seguir en la actividad ganadera de una manera rentable y resiliente a todos estos efectos adversos.
En ese contexto, cada día más productores nacionales se acercan al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y a las instituciones del sector ganadero para implementar las medidas de la NAMA Ganadería.
Como parte del Plan Nacional de Desarrollo e Inversión Pública 2019-2022 (PNDIP), de la Política de Ganadería Sostenible y Plan Nacional de Descarbonización y el NDC de Costa Rica al día de hoy 1.750 fincas de todo el país desarrollan medidas de adaptación, mitigación y aumento de rentabilidad.
Gracias a estos cambios, bajan sus costos, son más resilientes y pueden desarrollar su actividad productiva de una forma más eficiente.
El ministro de Agricultura y Ganadería, Renato Alvarado Rivera, explicó que en sus fincas los ganaderos implementan medidas como pastoreo racional, fertirriego de purines y bioles, cosecha de agua de lluvia, establecimiento de banco forrajero, manejo de registros, mejoramiento de pasturas y ambientes ganaderos protegidos, entre otras prácticas.
“El objetivo es generar un cambio sustancial en la forma que los productores vienen trabajando y que les permiten adaptarse al cambio climático. Hemos logrado que cada ganadero contribuya a fortalecer la integración de la familia y el compromiso de cada miembro con la sostenibilidad de la unidad productiva”, dijo el jerarca.
La NAMA Ganadería es liderada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), con el apoyo del Instituto Nacional en Transferencia de Tecnología Agropecuaria (INTA), la Cámara de Productores de Leche y la Corporación Ganadera (CORFOGA) y el apoyo de Fundecooperación para el Desarrollo Sostenible por medio del programa ADAPTA2+.
Al amparo del programa, los ganaderos reciben capacitación, fondos no reembolsables y acceso al financiamiento adaptado a sus necesidades particulares. Además, acceso a mercados diferenciados aprovechando las ventajas comparativas de la actividad ganadera nacional, la cual es baja en emisiones, libre de deforestación y en pastoreo, con un alto índice de respeto por la biodiversidad y el bienestar animal.
Otro elemento importante es que estas fincas con mediciones de su balance de emisiones serán las primeras en recibir el pago por el incremento en carbono en suelos (COS) del cual Costa Rica será pionero y ejemplo a replicar a nivel mundial.
La meta a finales de 2022 es convertir 1.773 fincas ganaderas en unidades más rentables y adaptadas al cambio climático.
En los años por venir y al ser un proyecto país que trasciende las administraciones y con apoyo de cooperación internacional no reembolsable, se prevé reconvertir un número similar de fincas.
Proceso de adaptación. En las fincas sostenibles y adaptadas al cambio climático se cuenta con diversas fuentes para la alimentación animal, se practica el ensilaje, el cultivo de bancos forrajeros, manejo racional y adecuada rotación de potreros; se administra el recurso agua para las diferentes actividades de la finca, así como su conservación y manejo; se construye infraestructura para la cosecha de lluvia; se protegen nacientes y fuentes de agua mediante el cultivo y protección de árboles y respeto de las áreas de retiro.
Los productores, además, son capacitados en Buenas Prácticas Agrícolas, Buenas Prácticas de Producción y Buenas Prácticas de Manufactura, para un adecuado manejo de los procesos productivos y del almacenamiento de los diversos insumos para la finca, evitando contaminaciones.
Otro aspecto que es fortalecido en estas unidades productivas es el uso adecuado de los remanentes orgánicos e inorgánicos, los cuales se utilizan para preparar abono orgánico, riego de purines, lombricompost, biodigestores, entre otros, minimizando los gastos. Los rastrojos, incluso, se usan en la alimentación del ganado o en la elaboración de compostajes.
En la elaboración de los planes de finca y la definición de las tareas que deben realizarse participa toda la familia productora, con sus aportes y experiencias, lo que ha contribuido con lo que fortalece la integración de la familia y el compromiso de cada miembro con la sostenibilidad de la unidad productiva.