2.600 kilómetros en dos ruedas: La aventura de un sancarleño por Centroamérica en bicicleta

Carlos Alberto Monge Alvarado salió de Aguas Zarcas a cumplir un reto personal el pasado 06 de enero, pero, la aventura lo llevó a sobrepasar sus propias expectativas.

"Cada uno de nosotros lleva un viaje por dentro, pero no todos nos animamos a dejar de soñar y hacerlos realidad porque nos creemos todas esas cosas que nos dicen otros y muchas veces, esas voces solo repiten lo que escucharon por allá sin corroborar su veracidad".

Así empieza esta historia que protagoniza Carlos Alberto Monge Alvarado y que resume un viaje de 2.600 kilómetros por Centroamérica.

"El viaje de mi libertad": Así describió esta aventura que empezó como un reto personal y terminó como una solemne lección de vida, en dos ruedas.

Carlos salió de Aguas Zarcas, de donde es vecino, el pasado 06 de enero y el "ride" terminó apenas hace dos días, el 02 de febrero.

Armado con poco equipaje, algunos insumos, ropa y una tienda de campaña, emprendió el viaje primero hasta Tablillas, en Los Chiles, para llegar a Nicaragua.

"Cuando empecé, llevaba tanto miedo que dudé si quiera si iba a llegar a Nicaragua, pero a como avanzaba, iba fortaleciendo miente y mi espíritu con la ilusión de algo mejor por venir", contó.

Su idea siempre fue un viaje de sanación, de gratitud y que en el camino se convirtiera en una mejor persona.

Al pasar la frontera, rodó por el este de Nicaragua hasta llegar a Honduras y la meta era cruzar hasta El Salvador, pero, ya estando allá, nació otra idea.

"La aventura era recorrer esos países, pero ya estando en El Salvador, hablando con amigos me decían que siquiera hasta Guatemala, que me devolviera en avión y sumaría esos cinco países en bicicleta entonces me emocioné y seguí, pero, ya estando en Guatemala decidí seguir la aventura y me regresé en bici", relató.

Desde Aguas Zarcas, cruzó a Nicaragua por Tablillas en Los Chiles. Cortesía.

Tras un par de días de descanso en Guatemala, el 24 de enero emprendió el viaje de regreso a casa. El día de su cumpleaños.

"En el recorrido pasé problemas de salud estomacales, ampollas por las quemaduras del sol, ampollas de sangre por el roce del asiento de la bicicleta, pero la mirada más fuerte, llena de ilusiones y de alegrías porque a pasar de esos pequeños inconvenientes, entre el cansancio físico y ese agotamiento, Dios me daba fuerzas y siempre puso ángeles en el camino que me abrieron las puertas del hogar, que me dieron techo y alimento, que me dieron su corazón y amistad aún sin conocerme", mencionó.

Algunos días dormía en casas de extraños, otros instalaban su tienda en espacios que le cedían o bien, buscaba donde ir a dormir.

En el camino conoció muchas personas que se sumaron a las voces que expresaban buenos deseos por medio de las redes sociales que, se convirtieron en el medio ideal para ver el avance de Carlos en su aventura.

El promedio era de entre 80 y 100 kilómetros por día y así, completó los 2.600 kilómetros de toda la odisea en casi un mes.

"Gracias a ese apoyo de amigos increíbles como Marco segura con su empresa CM Soluciones, a Erick Segura amigo y entrenador de ciclismo del Team Sureños y a mi cuñado y su empresa Frutinsa pude tener el apoyo económico, pero también emocional para seguir más allá de El Salvador y seguí hasta Guatemala", contó.

Fue justamente en Guatemala donde las lágrimas brotaron al hacer realidad uno de sus sueños de niño: conocer un elefante. La aventura lo llevó al Zoo de la Aurora donde el agradecimiento a la vida llegó al 100%.

Al volver sabe que ese viaje de sanación lo hizo más fuerte, lo hizo más sensible y más humano. Lecciones de fuerza y humildad de las que solo "La Brava", su bicicleta, fue testigo.

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