41 años de tradición mantienen abierta una de las primeras agroveterinarias del cantón

Agroveterinaria La Yunta mantiene su ubicación de siempre, a un costado del Palí en Ciudad Quesada,, el local guarda mucho de la tradición de estos 41 años.

Todo empezó en noviembre de 1983, cuando don Herbert Alfaro decidió invertir ¢300.000 en la compra de lo que aún se llama Agroveterinaria La Yunta, una de las primeras en el cantón y la única de esa época, que se mantiene abierta.

Recuerda que un amigo le prestó ¢200.000 y Coocique los otros ¢100.000 pues no tenía el dinero por que era un agente de ventas de una veterinaria y la oportunidad le llegó por sorpresa.

Pasaron 41 años y una lista de anécdotas que aún don Herbert recuerda y de las que, dichosamente ahora puede reír.

El local, en su ubicación de siempre, a un costado del Palí en Ciudad Quesada, guarda mucho de esos 41 años. La esencia la mantiene intacta y eso es como un viaje en el tiempo para muchos de sus clientes de siempre. El lugar, huele a tradición.

«Yo lo que creo es que el secreto nuestro ha estado en la atención, aquí tratamos de atender a los clientes como se lo merecen, como lo importante que son para nosotros», contó don Herberth.

Él es el rostro detrás de este icónico comercio sancarleño aunque, a sus 82 años de edad ahora solo va a «poner orden» tres días a la semana. Sus hijos Steven y sobre todo Mauren son los que asumieron la herencia de administrarlo.

Dura prueba

Era 1995 cuando don Herberth y su familia pasaron una de las pruebas más duras como comerciante. Un colaborador del local les jugó malas pasadas y la única solución que encontraron, fue un convenio con el almacén El Colono.

Por dos años, pasaron de ser los dueños a socios con apenas el 49% de las acciones. Es decir, ya habían perdido el control del local pero al cabo de ese tiempo, llegó de nuevo la oportunidad.

El local se mantiene en el mismo lugar de siempre en Ciudad Quesada. Foto: SCD.

«El socio llegó y me dijo, tengo dos opciones o me compra o cierro. Yo solo pensaba que cómo le iba a comprar si no tenía la plata y me dio tres meses de tiempo para que yo buscara el monto que tenía que pagarle. A los 15 días, ya yo tenía todo», contó.

1997 Agroveterinaria La Yunta pasó de nuevo a manos de la familia Alfaro, sin duda la fortaleza de este longevo local. La prueba fue dura por que a pesar de que por tantos años fue el forjador de esta marca local, había perdido el control de todo, hasta de su propia oficina.

«Yo recuerdo que hasta me temblaba la mano abriendo el portón del local de nuevo, por que yo no podía ni entrar casi pero lo que más recuerdo es que, mi esposa que en paz descanse, siempre me decía que La Yunta iba a a volver a nuestras manos, siempre me decía eso», relató.

A la fecha, La Yunta se mantiene como una de las pocas opciones para el sector agro, al menos en Ciudad Quesada. Dispone de un ingeniero agrónomo como regente y toda clase de productos además de los veterinarios.

Mantiene clientes «de toda la vida» que sostienen firme la fidelidad a la tradición de la familia Alfaro que no se arruga al paso de tantos años y menos, a la llegada de tanta competencia.

Ya lo dijo don Herbeth, el secreto está justo en la tradición.

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