Una fecha que marcó una pauta en todo los sectores e instituciones públicas y privadas del país.
Una pandemia que nos arrebató tiempo, dinero, seres queridos y mucho más. Una pandemia que provocó cambios significativos en todos los ámbitos y dejó al descubierto lo vulnerable que es la humanidad ante microorganismos que sin ser vistos, pasan desapercibidos desplazándose a grandes velocidades y distancias, dejando huella como un huracán a gran escala que se lleva todo a su paso.
A pesar del ímpetu y embestida de un enemigo invisible, sigiloso y silencioso, Costa Rica logra demostrar que tiene una estructura sólida en la seguridad social y que todas las instituciones y sectores a una sola, hemos logrado minimizar las pretensiones desoladoras de la pandemia.
Todo habrá sido en vano si no conservamos las armas que fueron contundentes en la batalla y que con celeridad logramos debilitar al enemigo.
La táctica más importante fue conocer al enemigo, su movilidad y supervivencia. Las armas son el lavado de manos, el distanciamiento físico, uso de mascarillas y la vacunación que le resta movilidad al coronavirus.
Logramos con estas armas además reducir la movilidad de otros agentes que también afectan la salud pública como las causantes de enfermedades diarreicas agudas y otras infecciones que se transmiten por contacto.
Todos tenemos las armas en nuestras manos, depende de nuestras acciones si nos dejamos vencer.
Por Dr. Melvin Anchia V.
Epidemiólogo de la CCSS Región Norte.
Céd: 205340075