Aguas Zarcas: El rostro humano detrás de la tragedia
La fuerza de la solidaridad transforma la zona de desastre en un espacio que emana esperanza. Le mostramos en fotografías, un día de trabajo en Aguas Zarcas.
Los sábados acostumbraban a ser comunes, sin mucha novedad, algunos trabajaban hasta tarde y otros descansaban con sus familias pero, este sábado 29 de julio resultó ser distinto para el grupo de comerciantes afectados por la furia del agua que bajó por el río Aguas Zarcas, hace una semana.
Este sábado dejó de ser un día más y se convirtió en un día de trabajo duro, uno que jamás imaginaron.
Pasada la 1 de la tarde, en las inmediaciones del puente, las botas de hule repletas de barro se dejan ver a la distancia, comerciantes, sus familiares, amigos y hasta desconocidos realizan una labor titánica: rescatar lo poco que quedó de sus negocios.
San Carlos Digital visitó la zona y captó las siguientes imágenes que muestran el rostro humano detrás de esta lamentable tragedia.
Decenas de personas trabajan arduamente entre los escombros con la misión de rescatar todo lo que quedó tras la avalancha. Foto: SCDCamiones entran y salen con escombros o equipos que quedaron sepultados por el lodo.Camiones ingresan al sitio para cargar material. Foto: SCD.
Del denso y pegajoso barro, los colaboradores logran extraer una llanta que pertenece al negocio Más que Llantas.
Uno de los colaboradores logra sacar, de entre el barro, una llanta en buen estado. Foto: SCDLos dueños lograron rescatar algunas pocas herramientas. Foto: SCD
Otros equipos o materiales se logran ver entre los escombros, llenos de tierra y probablemente inservibles, únicamente como recuerdo de lo que alguna vez fue el esfuerzo económico de su propietario.
Sillas y algunos otros aparatos se logran ver entre el barro. Foto: SCD.Maquinaria privada, incluso hasta trabajando ad honorem, trata de limpiar y recoger material destruido por la intensa avalancha. Foto: SCD
Mientras la maquinaria hace su trabajo, un breve descanso y tertulia para tomar aire y continuar con las labores de limpieza.
Dos colaboradores toman un breve descanso mientras la maquinaria hace lo suyo, minutos después retoman su trabajo de seguir sacando lo poco que quedó. Foto: SCDSobre estas paredes quedó grabado el paso furioso del agua proveniente de las montañas del Parque Nacional Juan Castro Blanco. Foto: SCD
Desde dentro de los locales, a través de lo que queda como "ventana", la imagen es fuerte y el encuadre muestra la cruda realidad: destrucción.
Latas de zinc, madera y otros materiales destruidos por completo, es el panorama en la zona. Foto: SCD.Detrás de los comercios había un gimnasio y algunos apartamentos que quedaron convertidos en escombros. Foto: SCDDos trabajadores, con el barro casi hasta el borde de sus botas se internan entre los escombros para recuperar material. Foto: SCDEl barro se apoderó del interior de lo que fue el restaurante "Qué Rico". Foto: SCDAgua, barro y destrucción en la cocina de "Qué Rico". Foto: SCDDesolador, ese es el panorama dentro de los locales.
Un puesto improvisado en uno de los locales, se convierte en el punto de hidratación y alimentación, cafecito caliente, galletas, pan y arroz con pollo están listos para cuidar y brindar energía a los valientes colaboradores.
Un grupo de mujeres se encarga de brindar alimentación a quienes llegan al sitio a prestar su ayuda. Foto: SCDUnos minutos de descanso para tomarse un café con pan, cargar energías y seguir con las labores. Foto: SCD
Afuera, las labores no se detienen, manos ocupadas tratando de rescatar todo lo que sea posible.
El trabajo no se detiene, las manos están ocupadas sacando todo el material posible. Foto: SCDDon Freddy Benavides, propietario de Soda Williams, conversa con algunos colabores mientras desde un punto alto observa que se puede extraer del barro. Foto: SCD
Cuando el amor al prójimo pasa de ser una cita bíblica, a la realidad. Un grupo de personas que se congrega en la Iglesia Vuelo de Águila en Horquetas de Sarapiquí llegó hasta el sitio para tender una mano y ayudar a quienes lo necesitan.
Miembros de la iglesia Vuelo de Águila en Sarapiquí llegaron a la zona para tender una mano de ayuda. Foto: SCD.El trabajo en equipo es clave para avanzar con la limpieza. Foto: SCDCadenas amarradas a un tractor son necesarias para poder extraer todo lo que quedó sepultado por el barro. Foto: SCD.
A pesar de la tragedia, a pesar de haberlo perdido todo, todo lo que costó años de sacrificios y esfuerzos, las sonrisas no se borran, una sonrisa de agradecimiento, pues están vivos y cada mañana al despertar, pueden ver y abrazar a sus seres amados.
El dolor y el cansancio no son impedimento para que una sonrisa contagie a todos y los trabajos se lleven de buena forma. Foto: SCD.