Amor: El secreto detrás de uno de los quesos favoritos de los sancarleños

Esta es la historia de Queso Palmito La Loma, uno de los más longevos en el mercado local. Una tradición de 65 años 100% sancarleña.

La receta es propia y data de hace unos 70 años, cuando don Jorge Soto y su esposa, María Benita León empezaron a hacerlo en una cocina anexa a su casa.

65 años pasaron desde que iniciaron con la comercialización y hoy por hoy, es uno de los favoritos de todos los sancarleños.

Esta es la historia de Queso La Loma, uno de los más longevos en el mercado local.

Este emprendimiento familiar tiene sede en La Loma de La Palmera donde familia Soto León está asentada desde hace muchos, muchos, años.

Ahí hay una pequeña planta de la que salen hasta 60 bolitas de queso palmito por día. Todas hechas de forma artesanal y bajo estrictos controles sanitarios.

"Es una tradición de mis papás que nosotros hemos querido seguir, desarrollando día a día la misma receta y nuestros clientes son los que nos dicen que no podemos dejar de hacer este queso", comentó Javier Soto, uno de los encargados del emprendimiento.

El Proceso

La jornada, de 8 horas, inicia con el ordeño de la madrugada. En la misma finca la familia tiene 22 "chiquillas" como llaman a las vacas que son las que dan la leche para producir el queso.

Por medio de una especie de canoa, la leche sale de la lechería, directo a la planta donde empieza la magia.

Ahí está don Emiliano, el que se las sabe de todas, todas, y empieza la preparación del queso. Cuando ya logra tener el queso, que comúnmente se conoce como fresco viene la parte más cansada del proceso.

Es lo que llama "la amasada del queso". El procedimiento consiste en derretir, con agua caliente, el queso y al mismo tiempo amasarlo para que tome el punto exacto para arrollar. Ese trabajo tarda al menos 15 minutos y ya está listo para la enrollada.

Aquí es donde se ve la elasticidad y la delicia. En realidad, donde se hace la boca agua.

A puro ojo, don Emiliano logra el peso exacto, 450 gramos, y de una vez, doña Graciela los coloca en los moldes para que queden con la forma de bolita. 10 minutos después, ya las empacan y luego refrigeran.

"El queso palmito tiene su costo de hacerlo, su punto, que las pastas queden bien para que estire y deshilache que es lo que le gusta a la gente cuando lo compra y es muy delicado y siempre nos gusta hacerlo familiar, aquí solo trabaja familia", explicó Soto.

A la 1:30 p.m., de nuevo "las chiquillas" llegan a la lechería para su segundo ordeño y, de nuevo empieza la jornada de producción. Repiten el proceso.

¿Tiene algún secreto la receta?

"Siempre hemos querido seguir ese hilo de tradición familiar. No hay ningún secreto en la receta pero sí, el secreto es el amor que se le pone a cada hilo en cada bolita de queso que hacemos", dijo Soto.

La receta, con la temperatura óptima, la cantidad de cultivo, de sal y demás es la de los forjadores de este proyecto, los patrones: don Jorge y doña María Benita.

Hoy por hoy, Queso La Loma llega a todo la Zona Norte y desde hace 10 años también a algunos comercios de El Gran Área Metropolitana.

Este queso suma 65 años en el mercado local y hay hasta cliente que llegan a la planta para comprarlo bien fresco. Es el encargo de muchas personas que no son de San Carlos pero que aprovechan viajes de terceros.

Es todo una tradición con el sello 100% sancarleño que nació en el seno de una familia y que mantienen viva los 13 hijos Soto León.

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