Glorietas donde se desarrollaban actividades culturales, un parque donde se podía disfrutar de la gente tratando de ligar a sus desvelos, plazas de deportes llenas de niños jugando, educadores realmente comprometidos con sus alumnos, padres de familia inculcando valores en sus hijos y velando porque estos realmente se aplicaran al pie de la letra. Políticos sin salarios y que trabajaban por amor al pueblo sin esperar nada a cambio.
Una época inclusive no tan lejana, yo viví mucha de esa época y la mantengo fresca en mi mente, se la recuerdo a mi hija de tan solo 8 años, le visualizo a ella los tíos, abuelos y tatarabuelos que tiene y que han sido ejemplo de lucha y de desarrollo por esta zona y que incluso han dado la vida por otros, con eso, mi intención es la de que nunca olvide las raíces humildes pero honestas y orgullosas de donde viene.
El desarrollo de la zona, por decirlo de alguna manera, aunque para mí solo ha sido crecimiento poblacional, siempre trae como inherente factores sociales negativos, vandalismo, delincuencia, crimen, pobreza; pero estos son elementos, como lo dije antes, propios de la misma evolución de la sociedad y de los tiempos. No podemos crecer sin que duela los huesos.
Pero San Carlos, es un caso atípico, propiamente Ciudad Quesada, un lugar donde no sé el porqué, pues aun no le encuentro la respuesta, muchos creyeron que este pequeño hueco entre montañas y con solo una calle de entrada y una de salida, sin cuadrantes, era la “Beverly Hills” de Costa Rica, donde los alquileres de los locales comerciales alcanzaban sumas hasta 10 veces el valor real de mercado, pero que la necesidad de jóvenes emprendedores y sus ideas de desarrollo del cantón, debían de aceptar y lanzarse a cumplir su meta, aunque murieran en el intento.
Un pueblo donde, lo que se paga por un alquiler de una casa, o de un simple cuchitril de latas viejas, supera por muchísimo lo que realmente vale, pero nuevamente, los Sancarleños de corazón que no queremos dejar la zona y aun creemos en ella y deseamos ser parte de la solución, debemos de aceptar y seguir adelante. Un pueblo donde ridículamente, encontramos barrios donde se dejan cobrar hasta $300 por metro cuadrado de terreno, como si ese precio incluyera la concesión de explotación minera del suelo o incluyera pozos de petróleo a explotar.
Ciudad Quesada, un pueblo más sin gusto que un vaso de agua, sin color, sin alma, olor a basura, a agua estancada, a aguas no tratadas, un pueblo que se resignó a ser simplemente espectador del desarrollo de otras zonas y sigue en la modorra de que “algún día será”.
Muchos se desgarran las vestiduras por los últimos acontecimientos de cierres de comercios, de muchos locales con rotulo de “se alquila”, de actos violentos de comerciantes que tomaron malas decisiones y luego fue muy tarde, de amigos que nos abandonaron prematuramente. Pero no quieren hablar la realidad, no quieren asumir la cuota de responsabilidad, se escudan en una Cámara de Comercio local que en los últimos tiempos ha desvirtuado su verdadero concepto y principio de apoyo y de lucha y se ha convertido en la herramienta de unos pocos que solo quieren gritar sus experiencias personales pero sin ánimo de que unificación e interés común.
Ciudad Quesada, una ciudad tomada desde hace mucho por una mafia que poco a poco fue apretujando el cuello del comerciante, este que debido a las estúpidas políticas crediticias que los modelos económicos de gobiernos pasados nos impusieron y que hoy en día SUGEF, hace casi que imposible que un PYME accese a una línea de crédito, empuje a los comerciantes a caer en una espiral descendente de desgracia al tener que recurrir a “capitales alternativos” para poder subsistir momentáneamente a los exorbitantes montos de alquiler, a la ilógica e impositiva política de la seguridad social que aplica hasta un 35% de planillas a los comerciantes, y así innumerables otros eventos que poco a poco van llevando a la tumba al comerciante local, ese que por orgullo o “imagen social”, no da el brazo a torcer y acepta la realidad.
Esos capitales emergentes o alternativos, que llegan a ser la solución a corto plazo del comerciante ahogado, pero que como bola de nieve, una vez que toma impulso no la para nadie. Yo en mi época de comerciante, por un lado por una estafa de un cliente que casi hundió mi negocio, cometí el error de ser parte de esa espiral de desgracias, y sumando precisamente los alquileres inmanejables, las cargas sociales insoportables y la competencia desleal y sucia y al final mucha carga de responsabilidad propia de en cierta medida mal manejo, llevó a que cerrara mis dos negocios. Pero no me quede ahí, hice las del león, me lamí las heridas, me senté a ver el panorama y me lance a reinventarme, no le eche la culpa a nadie más, asumí mi responsabilidad y me reinvente, Salí a flote, saque la cabeza del hueco y sigo adelante.
Otros, aún siguen hundidos cada vez más en esos “medios de financiamiento fáciles”, le han vendido el alma al diablo y pretenden que otros les resuelva sus problemas, cuando ellos mismos son los únicos responsables, son inclusive partícipes y hasta cómplices de la situación actual de este pueblo, pues no solo es culpable quien comete el acto, sino quien también con su inacción permite el hecho.
Cuántas vidas más se necesitan para que el sancarleño reaccione, cuantos locales comerciales más se deben de cerrar, cuantas personas más en la miseria y la ruina se ocupan para que nos demos cuenta que no es el “Beverly Hills” que creemos.
Boutiques cada 25 metros, donde pretenden vendernos una camisa en 45.000 colones, y luego vamos a una tienda distribuidora de marca en otros lugares y la encontramos en 20.000, Y AUN ASI VENDEN! Bueno o nos hacen creer eso al menos.
Ciudad Quesada, donde la moda es ver quien tiene éxito y al siguiente día copiarle la idea y destruirlo con mala intención.
Ya nuestra ciudad entró en un estado de decadencia, un gobierno local que no es más que una simple fábrica de aceras y calles para pago de compromisos políticos, pero que no genera políticas de abordaje social, políticas de atención temprana, políticas de abordaje responsable de la realidad. Ya se nos salió de las manos.
Nuestra ciudad hoy en día está tomada por uno o dos sujetos que tienen la desfachatez de manejar, controlar, exigir, extorsionar y hasta eliminar a quien él le dé la gana y las autoridades siguen en estado de inacción. Mientras tanto, poco a poco, la ciudad va siendo cada día menos atractiva, menos interesante, menos modelo de inversión o de desarrollo.
Villa Quesada, un pequeño pueblo que forjaron nuestros antepasados con sangre, sudor y lágrimas y que con mucha irresponsabilidad la hemos destruido.
Por: Anael Carrillo Mora / Criminólogo
Cédula: 20466 0520
___________________________________________
San Carlos Digital y su administración, no se hacen responsables por los comentarios y opiniones emitidas en esta columna. Los criterios emitidos, son independientes a la línea editorial. Envíe sus artículos de opinión a redaccion@sancarlosdigital.com con el asunto OPINIÓN