Comida, música y más comida: Crónica de una tarde en la chicharronada del Hogar de Ancianos

Cada dos meses, el Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl en Ciudad Quesada, realiza una actividad para recaudar fondos y si usted va, no se va a arrepentir.

Me dijeron que llegara entre la 1 y 2 de la tarde porque era cuando estaba mejor y no me fallaron.

De entrada, ya tenía en mi mano una piña colada y apenas, empezaba a apreciar el entorno.

Desde la puerta hacia la cocina había una combinación de elementos: A la izquierda un baile a todo lo que da y a la derecha, la cocina de turno a full. Me decanté por la última opción, el baile no es lo mío.

La idea de la visita era conocer la historia detrás de la chicharronada más famosa de San Carlos, la que hace cada dos meses el Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl, en Ciudad Quesada.

No es cualquier chicharronada, ya suma 30 años de estar activa pero antes, pasaba desapercibida en medio de una subasta ganadera.

Ya entré a la cocina y mi mirada se fue directito al fondo. Ahí estaba el querido y conocido Herberth Alfaro con la cucharota de madera meneando chicharrones en tres ollas muy grandes.

Don Herberth tiene 30 años de preparar los chicharrones y asegura que es lo que más disfruta. Foto: SCD,

El olor me llevó hasta ahí, donde también estaba Norman Alfaro, administrador del centro, y me contaba sobre esta tradición.

“El detrás de la chicharronada es la cantidad de gente que nos colabora. 8 días antes de la actividad empezamos a preparar todo pero le puedo decir que el secreto de la receta está en el amor con que hacemos todo”, dijo.

Yo mantenía mi mirada en una de esas ollas llenas de chicharrones, mientras don Herberth me contaba cuál era el secreto para hacer un buen chicharrón.

“Mire esto es puro ojo, cuando usted ya los ve que empiezan a dorar los saca de una vez porque si no, se le pasan”, me dijo.

Para ese momento, ya tenía uno en mi mano con limoncito y todo. ¡Uf! Con razón son tan famosos, y en este caso, 500 kilos de carne apenas y alcanzan.

“Mire, lo bonito de esto es que la carne es donada. Para esta chicharronada nos donaron 10 cerdos que son los que están aquí y vea, ya se está acabando la carne. Nosotros no tenemos que invertir en nada, por eso todo es ganancia para el hogar”, me dijo Norman.

Era hora de salir de ahí, por el bien de mi colesterol pero, no calculé bien y la salida me llevó directo a la olla de tamales.

La sopa de mondongo es de lo más vendido, luego de los chicharrones. Foto: SCD.

Ahí, Gustavo Blanco me tentaba. Sacaba aquellas piñas enormes para que modelaran para la foto pero no satisfecho, aprovechó un pedido para abrir un tamalito y Dios mío, ¡Aquél olor!.

Luego pasamos a la olla con sopa de mondongo, a la de olla de carne y al puesto de picadillo de arracache. Mientras hacía ese paseo, ya había degustado un bizcocho con yuca y queso y, arroz con leche.

Mientras yo me paseaba por toda la cocina para vivir la experiencia desde adentro, como debe ser, al fondo la música de la Florencia Orquesta Band no paraba y dentro de la cocina eran papelitos para allá y para acá con pedidos.

La colaboración de voluntarios es indispensable durante la actividad. Foto: SCD.

El trabajo es agotador, algunos colaboradores buscaban rinconcitos para sentarse en lo que fuera y descansar un tiempito porque de que llega gente, llega gente.

Ya mejor me salí de la cocina. Era hora de socializar más que comer. En la pista había un derroche de elegancia y baile porque sí, las personas que gustan de los bailes, se visten para la ocasión.

Así al disimulo me salían unos pasillos de baile porque ya en el ambiente, cualquiera se entusiasma pero me pasó rápido y me fui a los puestos.

El Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl tiene su propia marca de miel de abeja que, producen en el mismo centro y con colmenas propias. Es tan natural que por primera vez en mi vida, vi una venta de miel con todo y abejas. Resulta que las bandidas se salen de las colmenas detrás de la miel. Son inofensivas.

A la par había una mesa con tableros y papás y niños jugando. Al lado inflables gratis y muchas sonrisas.

Paseando por el rancho, vi mucha gente conocida, pasa uno saludando a personas que hace rato no ve. Eso sí, todos en lo suyo: comiendo.

Los que no bailan, se mantienen en los suyo: probando la comida. Foto: SCD.

Y es que basta darle una ojeada al menú con los precios para saber que, se puede pasar una tarde diferente, amena con baile y todo sin gastar mucho.

Por ejemplo, los chicharrones con limón, yuca y bananito (con solo recordar me quiero devolver), cuestan 4 mil colones y les cuento que traen bastantes.

El resto como las sopas o picadillos van entre los dos mil y los dos mil quinientos colones.

Y para la tarde siempre hay todo tipo de pancito y café. También hay gaseosas, frescos y cervecitas, no muchas, para los que prefieren el chicharrón bautizado.

La última chicharronada dejó al centro poco más de 5 millones de colones. Esta de este 02 de junio apostó más al baile y llegó más gente por lo que esperan que la ganancia ronde los 7 millones de colones.

Todo eso, es dinero que va directo a las arcas que sostienen la operación del hogar en el que habitan 80 adultos mayores. Pero más que un alivio a las finanzas de la institución es una linda actividad para compartir con la comunidad.

La idea es mantener precios accesibles para que las familias se queden toda la jornada. Foto: SCD.

“Aquí viene gente solo a ayudarnos, no solo a comer a trabajar también y por ejemplo, los grupos que ponen la música no nos cobran, nadie nos cobra y lo bonito es que las nuevas generaciones puedan venir a compartir con nosotros”, comentó don Norman.

La tarde cerró con un tour al viñedo porque sí, en este centro hay un viñedo propio y ejemplo a nivel nacional. Ahí don Freddy Méndez sacó el rato para explicarme todo sobre la producción.

Yo les prometo que la van a pasar muy bien, si van la próxima vez y mejor aún, van a comer muuuuuy rico. Es una buena opción para salir en familia a un domingo diferente, comer fuera de casa y ayudar.

El centro prepara la próxima actividad para agosto. ¿Se apuntan?

Así como se ve, sabe. No se va a arrepentir si va a la próxima. Foto: SCD.

El Hogar de Ancianos San Vicente de Paúl está por cumplir 55 años. Ya es un centro que se encamina a ser adulto mayor y sobrevive con el apoyo de instituciones de estado que dan aportes pero, no son suficientes.

Empresas locales, buenos corazones y actividades como la chicharronada o rifas, permiten acceder a más recursos para mantener no solo la buena atención a los 80 adultos mayores internos, si no también para asumir los gastos operativos y administrativos.

Los residentes reciben atención médica, traslado a citas, terapias de distintas especialidades, alimentación, actividades lúdicas y de distracción. Además, algunos cosechan productos de la huerta propia y hasta las uvas del viñedo.

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