Un Herediano campeón; un Saprissa golpeado en su ego; un Alajuelense incrementando su frustración; un Cartaginés culpando un año más al muñeco; un Pérez Zeledón confundido en su debacle; un San Carlos extrañamente satisfecho con su “casi casi”; un Grecia engañado por el mundo irreal del “Paté”; un Santos deseando ser algún día nuevamente protagonista; un Carmelita acostumbrado a la media tabla; un Guadalupe tratando de entender a qué juega; un Limón confiando 100% en su cantera que desde hace mucho viene a la baja; y una UCR esperando que pasen los próximo 6 meses para regresar a la segunda categoría.
Ese es el panorama que deja el campeonato de apertura 2018, con 11 equipos cabizbajos y solo uno disfrutando plenamente de la navidad. Pero, ¿es acaso este panorama algo normal, o bien, el Herediano se desmarca de los demás por aspectos puntuales que lo catapultan a conseguir sus objetivos? Veamos algunos ejemplos y saquen ustedes sus propias conclusiones.
Herediano tiene una dirigencia que confronta a la prensa y a sus rivales, fácilmente catalogable como prepotente y chocante, lo cual hace que sea censurada por la crítica. Lo cierto del caso, es que mediante esa actitud, logran posesionarse en los medios, logrando dar de qué hablar, de salir del anonimato. Esos mensajes llegan a los rivales, y quieran o no, tiene algún impacto en ellos, porque les recuerdan que la lucha será dura tanto dentro como fuera de la cancha.
Su Gerente, Jafet Soto, lleva el estandarte de líder rojiamarillo en sus espaldas, cual si fuera un pararrayos, voluntariamente se ha postulado para ser el más odiado por excelencia para todo aquel fuera del Herediano, cosa que no le afecta y que pareciera disfrutar. Es ese sombrero de enemigo público, el que lo faculta para entrar como perro por su casa, en la intimidad de los camerinos de sus rivales y robarles jugadores como quien le quita un dulce a un niño indefenso. Que lo digan la Liga y Saprissa, quienes han quedado muy mal parados, no una ni dos veces, sino en varias ocasiones por su falta reacción y poca ejecutividad administrativa.
Para lograr que esos mensajes de intimidación lleguen a las fibras más sensibles de sus contrincantes, se requiere de un medio expedito inmerso en ese ámbito, cosa que logran con su comunicador oficial, Roberto Carpio, quien más que un periodista es otro acérrimo seguidor del “Team Florense”, lo cual hace que le imprima un veneno adicional a los mensajes, ya de por sí, cargados de veneno por Soto.
El factor económico es fundamental en esto. Las alianzas estratégicas que ha hecho Fuerza Herediana, los dota de un capital adecuado para poder hacer frente a planillas de buen nivel, además de los nexos mexicanos, los cuales ha demostrado ser exitosos, les provee de jugadores de esa liga, que llegan a aportar su cuota futbolística para bien del equipo.
Herediano siempre quiere salirse del saco, y da muestras de no importarle ir en contra corriente. Tan es así que le apostaron a que sea Multimedios los que transmitan la exclusividad de sus partidos, algunos de ellos mediante el famoso “pay per view”, dejando a miles de ticos sin acceso a sus juegos. Eso demuestra que están en pie de guerra constante, no solo a nivel futbolístico sino también a nivel empresarial.
Mientras tanto, su cuerpo técnico y jugadores desayunan, almuerzan y cenan “pasión por lo que hacen”. Las vibras de su directiva bajan meticulosamente a la parte deportiva sin quedar nadie por fuera. Cada jugador se llena de ese deseo de triunfar y de esa obsesión por superar a todo lo que se ponga de frente, de ahí que han logrado que jugadores de otros equipos se enamoren de los colores rojiamarillos a poco tiempo de llegar a la casa herediana.
Muchos creen que esas actitudes son nocivas para el fútbol, por generar en sus aficionados un sentimiento que va más allá que el de un simple juego, además que siembran odio en los rivales y propician la violencia en ciertos casos, pero el problema realmente no es en sí del Herediano, sino la poca cultura que existe entre aficiones, dejándose llevar por sentimientos dañinos como si sus respectivos equipos les pagaran por pelear o por defender sus colores.
Lo cierto del caso, es que mientras en el Club Sport Herediano se respira esa filosofía futbolística, en Saprissa y Alajuela reina la pasividad, la poca entrega y la aparente escasez de amor a sus colores, tanto de directivos, como de cuerpo técnico y por supuesto de jugadores. Torneo a torneo realizan contrataciones de dudosa calidad, se equivocan una y otra vez y se convierten cada vez más en “un club de amigos” donde los miembros de “la argolla” llevan a sus hijos para que jueguen en sus ligas menores sin importar el talento que posean; de ahí la respuesta del por qué hace mucho no se tienen generaciones competentes como las épocas de antaño.
Heredia será siempre juzgado de diversas maneras. Los heredianos dirán que es la mejor forma de llevar un equipo de fútbol, mientras que sus detractores denunciarán todo lo que parezca nocivo con tal de superarlos. Lo cierto del caso, es que hoy por hoy, el único que demostró estar haciendo bien las cosas, fue el Club Sport Herediano. Los demás, sigan participando mientras no haya un cambio en su forma de pensar y en ver el fútbol contemporáneo. Ojalá algún día alguien les recuerde que ya no estamos en los años 80's o 90's cuando ser dirigente deportivo consistía en esperar que todo les cayera del cielo por el simple hecho de ser equipos grandes.
Por: Esteban Coto Corrales
Cédula: 1166 0807
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