Don Misael y 102 años de historias

Don Misael Murillo dice que su secreto para llegar a los 102 años de edad está en el trabajo. El ñampí con natilla no le puede faltar al desayuno y le encantan los caldos. Es de humor fino, carcajada tierna y mil historias por contar.

Don Misael Murillo Cabezas es uno de las personas más longevas de San Carlos. Apenas el 27 de julio anterior cumplió sus 102 años.

Este jueves, el rostro de don Misael se hizo famoso luego de que el presidente Carlos Alvarado hiciera una pausa en su gira por Ciudad Quesada para pasar a su casa en barrio Baltazar Quesada, a saludarlo de forma personal.

"No es a cualquiera que lo viene a saludar personalmente el presidente, hay que agradecerle", dijo don Misael entre sonrisas a SCD.

Este roble es de las personas que pocas veces necesita de una pastilla o medicamento. Sus padecimientos médicos son mínimos, sonríe a menudo y uno de sus pasatiempos favoritos es contar historias.

"Yo soy de Tilarán pero he rodado, mi papá tenía fincas allá y las vendía, luego yo tuve un negocio de abarrotes muy bueno en San José, también fuimos de las primeras personas que llegamos a la Laguna Cote en Guatuso y ahí me gustaba mucho pescar pero ya luego no pesqué más", contó de forma muy lúcida.

Cuándo preguntamos por el secreto de larga vida su respuesta fue muy sencilla: "trabajo, yo trabajaba en lo que pudiera, en el campo, cortando caña, en trapiche, en todo", dijo sin titubear.

Don Misael tiene 3 hermanos más. Uno de 101 años, y dos hermanas de 96 y 92 años contó su hija Odalía Murillo y quien es la que lo cuida.

"Gracias a Dios a él le ha sobrado mucho amor. Los nietos vienen y les cuenta sus historias, un día de estos vinieron unas nietas y eran puras carcajadas en la mesa ahí vacilando con él", comentó doña Odalía.

De camisa bien planchada, pantalón de vestir, faja, media y zapatillas, don Misael camina lento con su bordón pero, puede hacerlo por sus propios medios.

El ñampí con natilla no le puede faltar al desayuno y le encantan los caldos. Es de humor fino, carcajada tierna y mil historias por contar.

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