El pasado martes la contralora general, Marta Acosta no pudo hacer mejor referencia a la situación fiscal del país expresando “Si alguien les dice ‘ahí viene el lobo, ahí viene el lobo’, yo les informo que el lobo ya llegó y está sentado en la sala“.
Recalcando además el problema de endeudamiento y rigidez presupuestario, la contralora dice las verdades, si no hay plan fiscal, no hay recursos para los programas sociales y pago de deuda.
Sin embargo, se tiene que ser un poco más fatídico al ver el comportamiento de la economía y lo que se nos aproxima en los próximos días y semanas.
Iniciando por la captación de recursos mediante deuda, como bien es conocido, no hemos brindado la mejor expectativa para los agentes internacionales, han destacado las recomendaciones hacia las inversiones en otros países de la región en lugar de invertir en Costa Rica. Por otro lado, en estos días agencias calificadoras de riesgo como Standard & Poor’s, Moody’s y Fitch Ratings llegan al país para realizar la evaluación anual del país, la cual no es alentadora por el poco positivismo presente en la aprobación del proyecto 20.580 “Ley de Fortalecimiento de las Finanzas Públicas”.
Ante una inminente baja en la calificación de riesgo, esto nos impacta indicadores importantes en la economía costarricense, como lo es el tipo de cambio, las tasas de interés y la inversión extranjera directa.
Si nos estamos preocupando por una tipo de cambio al día de hoy de ₡600 colones, hay que preocuparse aún más, una baja en la calificación nos puede generar una depreciación importante por la fuga de capitales a países menos riesgosos, esto añadiéndose la posible intervención que tenga que realizar el Banco Central -como si los $1.101,8 millones de dólares usados para la intervenciones no fueran suficiente-.
Por otro lado, el comportamiento de las tasas de interés internacionales durante las administraciones Chinchilla Miranda y parcialmente en la Solís Rivera, fueron amistosas para el endeudamiento presente en el país durante estos periodos, sin embargo, la situación ha cambiado, el entorno internacional se ha volcado por economías promotoras al ahorro con subidas de las tasas de interés, asimismo, sumándole una baja calificación, las tasas de interés nacionales subirán considerablemente tras un voto negativo del plan fiscal. Desembocando una limitación en el consumo, inversión, pago de deudas, entre otros, y con ello provocando un impacto negativo en el crecimiento económico.
La contralora Acosta no se equivoca, existe una gigantesca necesidad de la aprobación del plan fiscal, el entorno nacional e internacional nos presiona hacia un posible default financiero. El lobo está en la sala, está hambriento y no da más tiempo de reacción.
Sobre el autor del artículo
Jose Pablo Céspedes Rodríguez
Economista / Asesor Legislativo Diputada María Inés Solís Quirós
Cédula: 207670155
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