"El portal de doña Mayra" Una tradición de 57 años que abarca media sala de su casa

La sala de su casa, en San Roque de Ciudad Quesada, queda sin mesa, adornos y todo lo que haya. Un par de sillones nada más para la visitas por que más de la mitad del espacio es para celebrar el nacimiento del Niño Dios.

"Cuando yo compré el pasito, hace 30 años, solo venían los reyes magos, no traía los camellos y yo siempre quise camellos. Un día, mi hijo me dio plata para que me fuera a comprar unos zapatos que necesitaba urgente y vi los camellos tan lindos que me los compré y llegué a la casa sin los zapatos, hasta ahí llegaron las zapatos".

Así, entre risas, cuenta doña Mayra León su pasión por el portal. Es su ilusión de cada año cuando llega diciembre y cada año es más grande.

La sala de su casa, en San Roque de Ciudad Quesada, queda sin mesa, adornos y todo lo que haya. Un par de sillones nada más para la visitas por que más de la mitad del espacio es para celebrar el nacimiento del Niño Dios.

Desde hace 57 años doña Mayra trabaja con sus propias manos este rincón en el que conviven los personajes bíblicos más venados, gallinas, gallos, y todo tipo de animales. Hay un lago con barcos, un faro, un área para tomar café, una fuente y decenas de figuras que año a año ella incorpora.

"Las figuras son viejas, el pasito tiene ya 30 años y le voy añadiendo figuras pero hay cosas aquí que tienen como 50 años por que eran de mi mamá. Mamá siempre puso portal y lo ponía así, en grande y yo traigo eso", contó.

Aunque su familia le sugiere que compre una casa para "El Niño", ella prefiere improvisar cada año. Esta vez, una mesa se convirtió en el acogedor espacio del nacimiento.

"Él tiene que estrenar todos los años. Cuando yo empecé a poner el portal tenía 3 años de casada y era esa cosa que yo quería poner, y en eso me regalaron uno y me dieron por donde el gato quería", dijo.

Aunque ella empezó su propia tradición hace 57 años, suma toda su vida de poner portal pues desde pequeña su madre le inculcó esta pasión. Hoy, con 81 años necesita un poco de ayuda para algunas cosas, sobre todo cuando las manos o las piernas no le dan.

Poner los papeles desde el cielo raso hasta el piso, instalar algunas mesas para representar montañas y otras actividades las asumen sus hijas nietas, como parte de una nueva generación que hereda esta ilusión navideña.

Doña Mayra cuenta que el pasito, mientras ella viva, tendrá el lugar que se merece en en su casa. Aún cuando tenga que sacar hasta los sillones de la sala, el portal será lo más grande que pueda.

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