Ella es Reina, una mamá a prueba de fuego

Ella combina sus obligaciones de madre de familia con la pasión que le despierta usar su traje amarillo y pese a todos los cuestionamientos y estereotipos que eso conlleva.

María Reina Rodríguez Montes soñó con ser periodista para el destino le tenía preparado otro plan: ser una mamá a prueba de fuego.

Ella es la única bombera permanente en la estación de Ciudad Quesada, pero a parte de ese trabajo, tiene otro título profesional: es la mamá de Neyler, un joven universitario de 18 años.

Ella combina sus obligaciones de madre de familia con la pasión que le despierta usar su traje amarillo y pese a todos los cuestionamientos y estereotipos que eso conlleva.

Como bombera permanente suma 4 años, pero, en la institución suma 9 años en total; antes fue bombera voluntaria en Los Chiles.

"Una vez vi una noticia de los bomberos trabajando y desde eso me nació esta iniciativa. Siempre he sido una mujer que le ha gustado servir, siempre he sido muy activa. En ese momento estudiaba educación prescolar y traté de contar con el apoyo de toda la familia, pero no mostraron mucha alegría e incluso mi esposo llegó a decirme que eso no era para mujeres", contó.

A pesar de las etiquetas, Reina tomó la decisión de dejar de ser ama de casa y sin apoyo de nadie, se incorporó al proceso de inducción.

Las prácticas, que normalmente son de 6 de la tarde a 10 de la noche, empezaron a ser un problema para su familia, así como su relación mayoritariamente con hombres. Pero ese daño emocional no la echó para atrás.

Hasta su hijo temía por su elección, creía que su madre podía morir.

"Llegaron unos talleres que realmente me llenaron y fue cuando me dije que tenía que seguir porque era lo que quería", dijo.

El otro problema era la parte económica, no recibía ayuda para viajar a los talleres y a las prácticas y fue cuando tuvo que pensar en trabajar para sostener su sueño. Así llegó la oportunidad de aplicar dentro del mismo Cuerpo de Bomberos para convertirse en permanente.

Por temporadas, Reina está a cargo de una de las unidades extintoras. Cortesía.

"Empecé cubriendo vacaciones y tenía que desplazarme a otras estaciones de nuestro batallón, luego me nombraron en una incapacidad y ahí fue difícil porque mi hijo estaba en la escuela y ya tenía que tomar una decisión, por dicha él era muy casero, la abuela lo quería como un hijo y se adaptó muy bien con ella", recordó.

Eso significaba hasta 15 días sin verlo, sin duda lo más difícil que le ha tocado en todo este proceso. El tiempo sanó heridas y las angustias empezaron a desaparecer.

Fue creciendo dentro de la institución al punto que le enseñaron a manejar los camiones y puso sacar su licencia especial B3.

Por temporadas, en la estación de Ciudad Quesada ahora tiene recargos como maquinista, lo que implica que usted pueda topársela en la calle manejando una unidad.

Con el tiempo toda su familia se adaptó y entendió que era un trabajo como cualquier otro y mejor aún, es un trabajo que le apasiona a ella.

Hoy por hoy, su hijo estudia en el TEC Santa Clara. Ahí le alquilan un apartamento que comparte para que continúe sus estudios.

"Mi hijo me dice que se siente orgulloso de lo que yo hago, en ocasiones cuando yo paso por ahí por trabajo siempre le aviso para pitarle y saludarlo de largo y siempre me dice que está orgulloso, entonces como mamá bombera esto me llena porque he demostrado a él y a la sociedad que sí se puede", relató.

Aún así, esta mamá a prueba de fuego, lidia con etiquetas, sobre todo en carretera cuando ven a una mujer manejando un camión o bien, cuando ven a una mujer cargando de las pesadas mangueras para combatir los siniestros.

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