Empezar de cero: La resiliencia de una familia los sacó de la ruina para convertirlos en emprendedores

Delicias Beraká, un servicio de alimentación, es hoy la fuente de ingresos de la familia Solís Rojas, una que sorteó quedarse sin nada, de la noche a la mañana, y aprovechó las lecciones aprendidas.

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¿Se imagina, de un día para otro, empezar a perder todo el patrimonio familiar de años?

Esta es la historia de la familia Solís Rojas y que muestra como la valentía, la fe y la unión pueden solucionar todo, incluso quedarse sin nada.

Hablar de fracaso, tristeza, decepciones, impotencia, son palabras que en algún momento formaron parte de sus vidas, pero de la mano de ellas siempre estuvieron, acciones, resiliencia, familia, pero sobre todo, ¡Fe!

Acostumbrados a una vida llena de comodidades, de pronto quedaron sin nada, ni poder pagar el recibo de la luz podían cancelar.

“Conocemos a muchos quienes de la nada, con  pobreza, con discriminación , etcétera surgen y llegan alto pero, estar a medio camino, con necesidades básicas solventadas, educación, prestigio y más,  y de la noche al día, te encuentras solo, sin trabajo, sin contenido económico para sus necesidades fundamentales, mirarse uno al otro y nada,  eso nos ocurrió.”, contó don Ronald Solís.

Esto pasó hace 8 años, en medio de la profesionalización y el estudio de los tres hijos de don Ronald y doña Lilliana Rojas.

Luego de tener todo y más, de pronto los acreedores hacían fila, no había dinero para comida, ni para pagar el colegio. A este momento, don Ronald sufrió un infarto que lejos de hundirlos como familia, los hizo emerger de entre las cenizas.

Entendieron que, o se quedaban de brazos cruzados o ponían manos a la obra con algo que doña Lilliana, sabe hacer muy bien: cocinar.

Empezaron a hacer suspiros, para vender y que luego, se convirtieron en suspiros de esperanza. Luego, recorriendo comercio por comercio en Ciudad Quesada, vendían pan casero.

“Recuerdos que ahora nos dan risa, pero en aquel momento nos sacaron lágrimas; como un  día que estábamos en Ciudad Quesada,  andábamos vendiendo pan y nos quedamos sin combustible pasamos a varios negocios y no nos compraban.  Si nos íbamos, no teníamos combustible para volver a Ciudad Quesada.  Al fin vendimos ₡5000 y pusimos el combustible para poder seguir, al final nos reímos y dimos gracias a Dios por tener que vender, para seguir adelante”, comentó don Ronald.

El trabajo les permite ahora contratar a personas de la comunidad para atender los eventos. Foto: SCD.

Fue así como fueron superando pruebas, unas muy duras, otras menos pero al final se convertían en fuerza, en fortaleza y en el entendimiento necesario para lo que se venía.

Haciendo pan, un día una familia muy espiritual les prestó un horno, el cual aún no pueden devolver;  y con este horno fueron aumentando la producción y pudieron respirar mejor.

“Luego nos incentivaron para que pusiéramos una soda en el balneario, cimiento de lo que al día de hoy estamos consolidando, un servicio de venta de comidas para eventos con responsabilidad social”, apuntó.

Sus hijos pudieron, aún en la escasez, terminar sus carreras universitarias y cada vez que pueden o necesitan se unen en algún evento y entre todos realizan el servicio. 

Nace delicias Beraká

Hoy por hoy ellos don Ronald y doña Lilliam dirigen uno de los catering service más reconocido en Ciudad Quesada y con el que han llegado a atender hasta 500 personas.

Los eventos son constantes y eso ya les permite rehacer su vida con menos preocupaciones.

“Nuestra empresa de servicio de alimentación Delicias Beraká (que significa valle de bendición, busca no sólo ser sustento para nuestros hogar, sino también para personas de nuestra comunidad, que como nosotros han vivido momentos difíciles, por medio de contrataciones para los eventos”, dijo doña Lilliana.

Como lección de vida, cambiaron muchos amigos, ya no pasean tanto, no viajan pero, disfrutan de forma diferente cada minutos de su familia en esta nueva vida.

Atienden eventos de café, almuerzo, cenas y repostería. Foto: SCD.

“Levantarse de las cenizas es un reto y utilizar esas mismas cenizas para reinventarse pero nunca olvidar lo vivido, lo sufrido, lo aprendido para tomar impulso y seguir adelante, nunca para vivir del recuerdo ni del sufrimiento”, añadió doña Lilliana.

Dios y la familia fue sustento indispensable en este proceso, una mano que los sostuvo para ahora, tener una sonrisa cada vez que sirven un café, un almuerzo o una cena. Esa sonrisa no es más que agradecimiento por nuevas oportunidades, por poder empezar de cero.

“Nos gustaría mucho que nuestra historia no la tuviera que vivir nadie más, porque quedan cicatrices profundas, de igual manera quisiéramos que si alguien se siente fracasado, sin esperanza sin ánimo con la lucha perdida, sepan que siempre hay un nuevo amanecer y que los problemas no son eternos, son formadores de carácter y si queremos serán el arco justo que disparará la flecha que anclará nuestra nueva vida”, finalizó don Ronald.

¿Tiene un evento? Ellos pueden atenderle actividades muy pequeñas o muy grandes y podría ayudarles a seguir forjando el futuro que empezaron a crear por su cuenta. Puede contactarles al 8346 5656.

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