Enfermedades que cambian vidas: Aprender a caminar de nuevo, a los 50 años

Eduardo Salas Rodríguez es el protagonista de una historia llena de lucha y fe pero aún más de cómo la vida puede cambiar de un momento a otro, sin avisar.

El protagonista de esta historia es el reconocido abogado sancarleño Eduardo "Cabo" Salas, hoy regidor en la Municipalidad de San Carlos.

A sus 50 años de edad, la vida le dio un giro que nunca vio venir, perdió la movilidad total de su cuerpo al punto que tuvo que aprender a caminar, de nuevo.

Durante un viaje al exterior, a finales de 2022, sufrió una infección gastrointestinal que lo llevó a uno de los síndromes poco frecuentes: Guillain-Barré.

De pronto, una persona autosuficiente e independiente tuvo de depender de muchas otras para acciones tan básicas como comer, ir al baño, lavarse los dientes o hasta comer.

La noticia

Al llegar del viaje mantenía síntomas como fiebre y empezaron algunos signos que lo llevaron al inesperado diagnóstico.

"Comencé a sentir un hormigueo en las manos, era más lento el trabajo en la computadora y llamé a unos amigos médicos que me dijeron que tenía todos los síntomas de Guillain-Barré y me mandaron a la casa pero, mi cuerpo siguió siendo más lento y un día, tuve que pedir ayuda porque no pude darle vuelta a un huevo", comentó.

A partir de ese momento fue con una referencia, con este síntoma, al hospital San Carlos donde le hicieron varias pruebas pero, omitieron la punción lumbar y regresó a su casa pero la movilidad era menos cada día.

"Un día cuando hice a levantarme para ir al baño, ya no puede hacerlo. Llamé a un primo y a un tío y me llevaron al hospital y ya me hicieron las pruebas, me dieron el diagnóstico y vino lo más difícil que fue cuando perdí todo el movimiento", relató.

De pronto, el adulto se convirtió en un niño al que allegados tenían que asistir de forma constante para todas sus necesidades.

Pero, para ello tuvo ángeles con traje de enfermería en el hospital San Carlos donde se mantuvo varios días internados.

"Yo lo que hice fue darle gracias a Dios por todo, por los momentos tristes y los bonitos y que pasara lo que tenía que pasar porque, estaba aún el problema de que si la enfermedad seguía podía ocurrir lo peor que es la paralización del sistema respiratorio", dijo.

Eduardo acondicionó una parte de su casa para poder recibir las terapias. Cortesía.

La fuerte lucha con mucha fe

Si de historias de fuerza y fe se trata, esta es una. Hoy por hoy, Eduardo regresó a gran parte de su vida normal: puede atenderse solo, camina y ya, hasta intenta correr.

Todo esto, tiene que ver con su mentalidad de ganador que nunca lo abandonó a pesar de lo cruel que podría ser ese diagnóstico.

"Me dijeron que iba a tener que empezar como un niño a todo, que todo era un proceso y se me grabaron unas palabras que me dijo el doctor: Eduardo, a partir de este momento, su recuperación depende de usted", recordó.

Lo que el médico no sabía era justamente, a quien le había dicho eso pues, de una vez Eduardo empezó a contactar personas que le ayudaran y hasta acondicionar una sala vacía de su casa, para convertirlo en sala de recuperación.

Salió del hospital y de la mano de una fisioterapeuta empezó el proceso, solo dos días después de su egreso del centro médico y de camino a su recuperación.

"En las madrugadas dormía muy poco y como no podía dormir, empezaba a practicar las terapias, intentaba agarrar una almohada y no podía pero seguía y seguía. Lo de caminar fue vacilón porque, fue tiempo después cuando ya me podía sentar, empezaba a empujarme hasta que un día logré levantarme de la cama y me asusté y me acosté", recuerda.

Eso sí, el susto le duró muy poco pues siguió intentando hasta que lo logró: pudo levantarse y sostenerse en pie.

Llegaron manos amigas, además de la fisioterapeuta, que lo acompañaron a dar sus primeros pasos, más terapia, llegó la andadera, luego el bastón y ya hoy, camina por su propia cuenta.

Aún hay movimientos que no puede hacer al 100% pero asegura que es un ejemplo de lucha pues espera recuperar la movilidad en todos sus músculos.

Las terapias fueron indispensables para él. Cortesía.

A este momento, Eduardo cree que mucho de su recuperación tiene que ver con la oración de tantas y tantas personas que lo tenían en su mente, durante esos momentos tan difíciles.

Durante su padecimiento pudo avanzar con su trabajo desde una silla de ruedas y con apoyo de sus asistentes en una oficina improvisada en su casa.

Aún en este momento pide ayuda a personas cercanas para recordar ciertos movimientos y poder él, hacerlos pero, espera que con su testimonio pueda calar en personas que tengan oportunidad de sanarse a pura lucha pero, se aferran a una cama.

"Dios, Dios y Dios fue el único que me dio paciencia, tranquilidad y no tengo reclamos de ningún tipo y gracias a amigos que estuvieron. De esto aprendí que tengo grandes y buenos amigos y me gustaría hacer una fundación para ayudar a personas porque en este tipo de enfermedades, la terapia es vital", finalizó.

El Síndrome de Guillain-Barré es un trastorno poco frecuente en el cual el propio sistema inmunitario de una persona daña sus neuronas y causa debilidad muscular y a veces parálisis. Puede causar síntomas que por lo general duran algunas semanas. La mayoría de las personas se recuperan totalmente, pero algunas padecen daños del sistema nervioso a largo plazo. En casos muy raros, hay personas que han muerto, generalmente por presentar dificultad para respirar. 

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