Guardar ramas de santa Lucía en la billetera es el agüizote que más practican los costarricenses al iniciar un año.
Así lo señala la Encuesta de Actualidades, un trabajo de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica que cada año revela el sentir y las prácticas de los costarricenses en temas variados de la actualidad nacional.
En Costa Rica, en diciembre, enero o febrero, algunos campos altos se visten de violeta con miles de flores de santa Lucía.
Estas plantas solo florecen en esas fechas y para los ticos significan abundancia.
“Te corto esta flor en enero –o febrero– para que con ella, el Señor te repare, paz, amor y dinero el año entero”, es lo que acompaña la entrega de las ramas que cada persona suele dar a sus seres queridos.
La santa Lucía, aunque solo florece una vez al año, al secarse no pierde nunca su color, es una siempreviva, y ofrece el mensaje de estar siempre alegres, pese a cualquier circunstancia según la información que brinda la UCR.
No hay estudio científico que garantice su efectividad, pero es una de las creencias más fuertes de los costarricenses cada inicio de año.
La creencia es tradición desde hace muchos años, inició cuando los abuelos empezaron a regalar flores de Santa Lucía a sus seres queridos que debían colocarse en los monederos para tener prosperidad económica en el nuevo año.
Además, cuenta la historia que realizaban una fiesta para celebrar la fecha.
Aparte de las comidas y bebidas organizaban el baile de Santa Lucía en el que solo participaban niños, de los cuales elegían a uno y le vendaban los ojos, con lo que se suponía que tenía contacto con la santa, a quien se invoca desde hace siglos para contrarrestar problemas de la vista.
Curiosamente, la sabiduría popular afirma que hervir Santa Lucía ayuda a combatir los problemas de los ojos, como la conjuntivitis.