A 4 kilómetros del salón comunal en Sucre de Ciudad Quesada, le espera la bendición de doña Lucrecia Vargas.
No en vano, se llama “La Divina Providencia”. Es un pequeño pero acogedor café en medio de las montañas, el verde y a las faldas del Parque Nacional del Agua Juan Castro Blanco.
Empezó como ventanita en la que doña Lucrecia y su esposo vendían pan casero, pero de a pocos la idea creció al punto que hoy es todo una soda. Eso sí, una soda donde lo casero predomina.
"De pronto visualicé esa esquina, que es la entrada a la finca de mi papá, con un paisaje muy bello y visualicé la ventanita. Le compramos el pedacito a papá, luego compramos un container pero pensando solo en el pancito. Luego metí una mesa y una cocinita de gas y entonces empecé a chorrear café, después pusimos una mesita afuera y así fuimos", contó doña Lucrecia.
Las puertas de este local están abiertas todos los sábados y domingos de 7 de la mañana a 7 de la noche.
Ofrece distintos platillos como picadillo de arracache con tortilla palmeada, tamales, chicharrones, arepas, chorradas y más, todo cocinado en un fogón.
Además de plato del día, que puede ser una buena olla de carne, una sopa de mondongo, carne en salsa o cualquier otra delicia que sale de las manos de doña Lucrecia.
También ofrecen casados, desayunos, gallos, empanadas, emparedados, tacos y por supuesto, el pan casero.
El espacio es hermoso. Muy acogedor y con una privilegiada vista a la llanura sancarleña. Está rodeado de plantas y dentro, hay hamacas como bancas.
El nombre, "La Divina Providencia" nace de un esfuerzo familiar luego de tener que entregar al banco parte de su patrimonio a causa de una deuda. Paso a paso, el proyecto empezó a crecer y hoy por hoy, es la bendición de esta familia.
Si quiere revisar más a detalle el menú y también conocer todo lo que ofrece este emprendimiento familiar puede ingresar a: https://www.facebook.com/cafeladivinaprovidencia