La noche que Ciudad Quesada ardió, 36 años después

Eran casi las 6 de la tarde cuando, la sirena de la Estación de Bomberos en Ciudad Quesada alertó. Cuentan que el sonido duró más de lo normal y ya eso hacía pensar que era algo grave.

La estación, estaba contiguo a la plazoleta del mercado, donde es hoy la Biblioteca Pública y a solo 150 metros, Ciudad Quesada ardía.

Este 29 de octubre, se cumplen 36 años de aquél incendio que consumió media cuadra en Ciudad Quesada. En 1984, el fuego arrasó con el Almacén Inocente Hidalgo, la Tienda Yans, La Tienda Gema, La Tienda Fortuna, la Surtidora Agrícola y el Hotel Rivera en los altos de todos esos establecimientos.

Eso es, entre donde hoy está La Zapatería Zapatoo hasta cerca de Lima Limón.

Para ese momento, los bomberos hicieron milagros para contener la expansión del fuego al antiguo Banco Nacional y el restaurante La Granada.

En aquél momento, ese incendio fue todo un reto para ellos. Tardaron 3 horas para controlar las llamas y hasta las 11 de la noche, aproximadamente, pudieron dar por concluida su labor.

"Yo tenía 12 años y lo que hicimos ahí fue tratar de que no pasara más gente, cuidar las unidades, éramos muy niños y hasta estirábamos mangueras", contó Gustavo Blanco, recién pensionado exdirector de la estación de Ciudad Quesada.

El fuego ardía en medio de cientos de personas que miraban incrédulas lo que ocurría. Eran comercios emblemáticos que de pronto, quedaban en nada.

Como es tradición aún, San Carlos celebraba a su Santo Patrono con fiestas populares en plena calle frente a la Catedral, justo donde estaba uno de los pocos hidrantes que había en ese momento.

"Recuerdo que llegó un compañero y tuvo que, en carrera, quitar uno de esos chinamos. Era de una mujer que se convertía y en medio de aquella cosa casi que por su propia cuenta tuvo que quitar todo para poder conectar la máquina a ese hidrante", contó Francisco Hidalgo, en ese entonces jefe de bomberos voluntarios.

Así, empezaron a extinguir el fuego. Solo tenían dos maquinas extintoras, la M66 y la M79 y más una pequeña bomba que fueron suficientes para que 15 bomberos de Ciudad Quesada, con apoyo de Zarcero y Naranjo pudieran contra el siniestro que, hasta hoy es uno de los incendios más grandes registrados en el cantón.

"Era imposible, el fuego corría y corría. El almacén estaba prácticamente consumido, había mucha carga de fuego por que había pinturas, espumas todo lo que tiene una ferretería, atrás habían unos negocitos y en uno había carburo, nosotros le echábamos agua y aplacaba pero de pronto, sonaba una explosión y volvía de nuevo, fue incómodo", recordó Hidalgo.

El fuego se expandía y la radiación, el calor empezaba ya a amenazar negocios en la calle del frente. Hasta algunas ventanas del Mercado Municipal cedieron a eso. Mientras, los bomberos trataban de contener aquello.

En las inmediaciones de la Catedral, cientos y cientos de personas presenciaban el hecho que muchos, hoy tienen fresco en su memoria a pesar del paso de los años.

Muchas de esas personas intentaron ayudar pero algunas de esas acciones, e incluso todo el mobiliario del Banco Nacional, papelería, máquinas de escribir y calculadoras fueron a dar al parqueo de la Catedral, pero muchos de esas acciones se convirtieron en saqueos a los negocios cercanos.

Así era la calle del comercio antes del incendio. Foto: San Carlos un Siglo de Historia/Joaquín Castro

"Fue bastante grande, me recuerdo que llegué a la estación y en ese momento empezaron a llegar los bomberos que estaban libres y los voluntarios de esa época, por la temperatura y más un incendio de esa magnitud, se derritieron los rótulos que estaban al otro lado de la calle, de locales del mercado y donde está la Zapatería Sussy" relató Gilberth Vargas, actual director de bomberos en Ciudad Quesada.

Para ese entonces, el Cuerpo de Bomberos carecía de una unidad de investigación como hoy, por lo que la causa de ese incendio aún es un misterio.

Para algunos fue un hecho provocado, para otros hubo una explosión de algún químico y hablan hasta de un corto circuito.

36 años después, el fuego ardiendo, el olor a químicos y distintos materiales quemados se mantienen en la retina y el olfato de una generación que recuerda este lamentable hecho que dejó pérdidas millonarias para las familias que salieron de trabajar un día y al regresar encontraron solo cenizas.

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