Mami Xinia, la "niña" de decenas de generaciones

"Yo le digo a mis hijos que cuando me muera digan que se murió Mami Xinia, por que si ponen que se murió Xinia Lizano nadie va a llegar al funeral".

Así empezó la amena entrevista con una forjadora de la educación en San Carlos y quien hoy, a los 83 años recuerda con nostalgia y alegría a la vez, su paso por el famoso kinder de Mami Xinia por el que pasaron decenas de generaciones.

La historia se remonta 1985, cuando por un mal de salud había dejado su cargo de educadora en el sistema público nacional. Al llegar a su casa, en Colón de Ciudad Quesada no se quedó de brazos cruzados y emprendió un proyecto social que terminó en uno de los kinders más queridos del cantón.

"Un día yo pensé, esa escuelita ahí se está desperdiciando y fue cuando me inventé un kinder, empecé con 14 niños, hijos de los peones de las fincas de aquí y yo les hice las gabachas, les compré útiles y hasta les daba la comida. Al principio abrí horario de 8 a 11 de la mañana, entonces antes de ir a dar clases dejaba el oficio de la casa listo y a las 11 llegaba a hacer el almuerzo", contó.

No oculta la emoción al contar con detalle cada anécdota de aquella experiencia que se convirtió en su pasión.

"Usábamos tapas de Numar para que dibujaran e hicieran artes, yo compraba libros y en las noches calcaba a mano los dibujos para darles a ellos para que pintaran. Así estuvimos por 5 años. Yo cubría todos los gastos de los estudiantes por que nunca lo hice con fines de lucro", añadió.

Por 17 años, una pequeña escuela en Colón y de la que hoy solo quedan ruinas fue el centro de operaciones de este proyecto social que incluía luego, que doña Xinia cocinara en su casa el almuerzo que les daba a los estudiantes y se los llevara a la escuela, que estaba a pocos metros.

"Me regalaban verduras y yo les daba a los chiquillos, luego cuando podía compraba algo más y les daba arroz con pollo y hasta ensalada de frutas pero lo que nunca faltó fue el fresco de sirope y los sorbetos", dijo entre risas.

Al paso de los años, el kinder de Mami Xinia empezó a popularizarse. Sus hijas trasladaron a sus pequeños a este centro y a partir de ahí mucha gente más empezó a llevar a los niños.

De pronto, había 120 niños de entre 3 y 5 años bajo su cuido. Este fue el primer materno de San Carlos pero para esa época nadie sabía eso.

"Cuando ya empezó a llegar más gente me daban mil colones por estudiante y así me fui ayudando por que ya era mucho, yo seguía dándoles materiales, alimentos y todo lo que necesitaban".

Aquellos zonas de repastos verdes de Colón, de pronto se llenaron de risas y pequeños vestidos con gabachas y delantales a cuadros azules y blancos con medias rojas.

"Ellos me llenaban de vida, me hacían sentir bien. Yo nunca pensé que algo que me inventé para ayudar fuera a marcar tantas vidas. Yo aún voy por la calle cuando oigo que me gritan: "Mami Xinia", imagínese la emoción", dijo con voz cortada.

"Mami Xinia" es muy devota de la Virgen y mantiene altares en su casa. Foto: SCD

Sucumbió al paso de los años

Cuando los años pasaron el kinder brillaba, pero aquella vieja estructura de madera sin ninguna contemplación legal quedaba fuera de todas las regulaciones modernas del Ministerio de Salud.

"Ya me decían que tenía que hacer rampas y servicios sanitarios para personas con discapacidad, tenía que invertir en canoas y otros arreglos, también me pedían enchapar la cocina; un montón de cosas que uno no sabía por que éramos un kinder humilde, de pueblo", agregó.

Fue ahí, cuando junto a su familia y varios de los pobladores de Colón, decidieron mejor cerrar el proyecto que se volvía insostenible.

Tras 17 años el kinder de Mami Xinia cerraba sus puertas, con cientos de pequeños esperanzados en una nueva oportunidad.

"Yo les trataba de enseñar mucho la religión, hacíamos oraciones y todo lo que hacíamos lo poníamos en manos de Dios. Llegaba gente a que oráramos por familiares enfermos. Eso era lo que más me dolía, perder esa constancia en ellos".

Esa puerta se abrió, junto a su hija revivieron el proyecto pero esta vez en Sucre de Ciudad Quesada donde estuvieron hasta hace 3 cuando, tras 30 años de labor decidieron cerrarlo definitivamente.

¿Porqué le dicen Mami Xinia?

"Al principio todos lo estudiantes me decían niña, pero cuando mis nietas llegaron me decían Mami Xinia y pues, al resto se les hizo más bonito decirme así y así me quedé".

Desde entonces Mami Xinia es una de las "niñas" más recordadas y queridas

Generaciones en la Escuelas de Porvenir, la Juan Bautista Solís y el extinto María Inmaculada también la recuerdan.

Aún mantiene intacta aquella vocación de servicio, enseñar por ayudar.

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