Monseñor Garita: “La dignidad de la persona es sagrada, porque su fuente y origen es Dios”

-

Bajo el tema “Santa María, Madre y Reina de la unidad” la Iglesia Católica celebró la Fiesta en honor a la Patrona de Costa Rica, la Virgen María, bajo la advocación Nuestra Señora de los Ángeles.

Correspondió, en la liturgia eucarística Solemne celebrada este Jueves, a Monseñor José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada, realizar la homilía ante gran cantidad de fieles que se unieron alrededor de la Basílica de Cartago, o bien, por diferentes medios de comunicación.

Tal como expresó Monseñor Garita, María “nos indica el camino de la unidad, la paz y la integración de todos los sectores de Costa Rica, como una sola familia que celebra la fe y se compromete a proclamarla”.

En su reflexión homilética, Monseñor Garita, manifestó la solidaridad para con el hermano país de Nicaragua y ha puesto de relieve la figura del Beato Monseñor Óscar Arnulfo Romero quien con su testimonio de santidad y martirio proclamó la justicia.

Esta celebración también contó con la presencia de Mons. José Domingo Ulloa, Arzobispo de Panamá, signo de la cercanía de la Jornada Mundial de la Juventud en el país panameño en enero próximo. A los pies de la Virgen de los Ángeles se ha puesto este acontecimiento de la juventud católica mundial que contará también con la presencia del Papa Francisco.

A la luz de las lecturas proclamadas y el Magisterio de la Iglesia, en su voz de Pastor, el Obispo de Ciudad Quesada hizo eco “del valor fundamental de la dignidad de la persona humana y de las situaciones que nos preocupan que atentan contra ella”. Entre otros mencionó: el odio y la división, la intolerancia y la discriminación, la corrupción, los privilegios escandalosos de unos pocos, el exceso o defecto de autoridad para desestimar o encubrir situaciones graves en el ejercicio de la función pública, el desempleo.

Apuntó que “la dignidad de la persona es sagrada, porque su fuente y origen es Dios”. Expresó que la misión de la Iglesia “no es sólo anunciar el mensaje de Cristo y su gracia a los hombres, sino también el impregnar y perfeccionar todo el orden temporal con el espíritu evangélico”.

En el cierre de su homilía se dirigió a todos los fieles católicos “que deben ser consecuentes con las exigencias de su fe y con las enseñanzas de la Iglesia” así como a las personas de “buena voluntad y recta conciencia” para trabajar en cinco aspectos medulares de la actualidad nacional.

Lea también: