Monseñor José Manuel Garita: El Hombre detrás del Báculo

Herediano, amante de la música clásica, de las pastas y del pollo frito de KFC, ese es José Manuel Garita, el lado que pocos conocen de él. Celebra 10 años como obispo de la Diócesis de Ciudad Quesada.

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El reloj marca las 9 de la mañana de un miércoles, nos abrió la puerta de su casa en La Llanada en Ciudad Quesada. Una camisa negra bien planchada, su pantalón negro y el saco colgaba en una silla.

Escogió el rincón favorito y de fondo, decenas de orquídeas, sus chineadas. Iniciamos la conversación que pretendía conocer al José Manuel sin sotana.

Este 17 de mayo, José Manuela Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada celebra 10 años de ser el pastor de este rebaño en la Zona Norte. En 2014 fue ordenado obispo de la Diócesis de Ciudad Quesada y el traslado a San Carlos, no fue para nada un problema.

«El Señor me trajo aquí porque quiso pero, hay otras circunstancias, yo siempre que tenía alguito de vacaciones agarraba para acá este lado porque yo soy más de esta zona que de la playa entonces ahí hay una Diosidencia», contó.

Disfruta de los paseos de turismo ecológico, se considera montañero, amante de las alturas y por eso, es común verlo recorrer San Vicente o el Parque Nacional Juan Castro Blanco.

«Ahora también me encanta todo ese trayecto entre El Saíno en Pital y Boca San Carlos, es una belleza al lado del río y la naturaleza», añadió.

Pero para poder llegar a esos destinos tiene que ponerse las tenis y caminar. Se considera amante de las caminatas, hasta subió El Chirripó en una época, y por deporte, hace recorridos en la propiedad donde está su casa, todas las mañanas.

«Yo salía antes a la calle pero en esta ruta me da miedo y voy a hacer una confesión, luego de la operación en mi columna de lo cual estoy muy bien, me ayudó la terapia en piscina entonces si puedo voy una o dos veces a la semana, y llama la atención ver al obispo ahí en pantaloneta, pero es natural, así  tiene que ser», dijo.

Se declara «una bestia madrugona» aún cuando pueda dormir hasta tarde. Su despertador siempre suena a las 4 de la mañana. Su rutina incluye oraciones, una misa diaria, las caminatas y, música.

«Ahhh me encanta la música clásica, sobre todo Mozart, Bach, Vivaldi pero también me gusta la música popular. De bailar no me apunto pero, me gusta, en el carro siempre ando con música de una o de la otra porque la música es parte de mi vida desde chiquillo».

Ha tenido 6 encuentros con el Papa Francisco pero lo marcó Juan Pablo II. Foto: SCD,

Amante del pollo frito

Cada que puede, hace una parada en el restaurante KFC en Ciudad Quesada para complacer uno de sus más grandes antojos: pollo frito.

«Me encanta el pollo, asado y frito, no es muy saludable pero es muy sabroso y las pastas. Tengo algunos problemitas de digestión pero gracias a Dios, lo puedo hacer con facilidad. Con lo del pollo frito tengo que decir que pecoalgunas veces con KFC y luego, voy mucho a Italianissimo y ahora a Divino», confesó.

Es muy simple para la alimentación, desayuna todos los días lo mismo: café negro sin azúcar, queso blanco, fruta y yogurt o huevos.

Otras de las confesiones es que, los Toros del Norte deben compartir la bendición de Garita, pues «Ninguno pudo con él», es el himno favorito en temas de fútbol.

«Es malo mentir, no voy a mentir, soy Herediano, iba mucho al estadio de chiquillo con mi papá y mis primos y con los padres Claretianos, cuando puedo lo veo pero, también le voy a San Carlos».

Ahora, su sueño es tocar las campanas de la Iglesia para la celebración de un campeonato de San Carlos.

El llamado de Dios

«Yo desde que tengo uso de razón, he pensado en vocación, yo chiquitillo a los 6 o 7 años, ponía a mis primos en la sala de la casa, los acomodaba y jugaba de yo daba la misa y los regañaba y todo», recordó.

Las dos familias, paterna y materna y ambas abuelas tienen mucho que ver en esto pues, la religiosidad fue un valor indispensable que le marcó la vida.

No recuerda cuándo ni qué lo hizo tomar la decisión pero, siempre supo lo que quería ser en su vida.

A pesar de esto, tuvo una niñez y una juventud llena de aventuras propias de un niño tequioso, inquieto, hablantín y tortero y un joven, hasta con novia.

«Tuve un despiste normal en el colegio, tuve una novia, formal. Estuvimos poco tiempo, uno o dos años. La pobre tenía esperanzas como de matrimonio pero todo se desvaneció», ríe.

En esa misma etapa un compañero del colegio lo llevó a un retiro espiritual y retomó la idea de vocación que siempre tuvo en mente.

Los colores del Herediano tienen espacio en su oficina. Foto: SCD.

¿Qué le pide a Dios, para sí mismo?

«Ahora en este mundo, poder ser santo y como parte de esta santidad, la fidelidad porque yo soy consciente de la responsabilidad que tengo y le pido a Dios salvar mi alma porque mi vocación es salvar la de los demás y, salud», dijo.

La conversación se extendió por poco más de 30 minutos entre risas, historias y experiencias. Nos llevó a conocer su oficina, su espacio íntimo en el que pasa gran parte del día y desde donde teje su constante vocación.

José Manuel Garita nació el 26 de marzo de 1965 en Heredia. Fue ordenado sacerdote el 26 de noviembre de 1988 para la Arquidiócesis de San José.

Licenciado en derecho canónico por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, residente en el Pontificio Colegio Pío Latino Americano.

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