No tenemos gobernantes perfectos, nunca los hemos tenido y nunca los tendremos. Y sin embargo Costa Rica como República Democrática ha demostrado a lo largo de su historia que ha sabido salir adelante, para demostrarle al mundo que un país pequeño también tiene derecho a soñar y buscar un mayor bienestar para sus ciudadanos. En el pasado nos hemos equivocado como sociedad y lo hemos pagado caro, así como también hemos tomado decisiones muy acertadas, que nos ha permitido disfrutar de una estabilidad envidada por muchos en las últimas décadas.
A lo largo de la historia las naciones, la humanidad y nuestro hermoso país se han enfrentado a enemigos a primera vista invencibles, conflictos armados y desastres naturales que fueron percibidos como si fueran el fin de los tiempos, y sin embargo hoy aquí estamos! en esta ocasión una vez más enfrentando un enemigo temible y feroz, tan pequeño que no lo podemos ver a simple vista, pero tan peligroso que nos tiene de rodillas con una crisis sanitaria, económica y social como nuestra generación nunca ha visto.
Este enemigo la única manera de vencerlo es en bloque, sí en equipo! trabajando en conjunto con miras a identificar nuestras fortalezas y oportunidades como país y potenciarlas, así como identificar nuestras debilidades y amenazas y neutralizarlas. Claro que se valen las críticas, tontos serían los líderes de nuestra Costa Rica si no las escucharan, la soberbia y arrogancia nunca son buenas consejeras, pero esas críticas que se escuchan de todos los rincones de nuestra sociedad deben ser constructivas y si es posible acompañadas de soluciones.
Hay dos reformas profundas que necesitamos para salir de esta crisis, una es una reforma del Estado, que ha quedado demostrado debe repensarse y realizar los cambios estructurales necesarios para que se adapte a estos tiempos, donde se demanda eficiencia y competitividad en extrema carencia de recursos. Además de una reforma cultural y ciudadana donde los costarricenses entendamos que nuestro modelo funciona si se tiene un rol activo, constructivo y solidario que fortalezca las bases democráticas de nuestra república.
No son reformas sencillas, demandan mucho diálogo, humildad, tolerancia y manejo de la frustración de todos los sectores y ciudadanos del país. Sin embargo yo confío en que tenemos lo que se necesita para que pongamos a un lado los intereses particulares, de manera que entendamos que el bienestar individual sólo es posible si existe el bienestar colectivo. Alguien que enfrentó retos que parecían invencibles una vez dijo: "Valor es lo que se necesita para levantarse y hablar; pero también es lo que se necesita para sentarse y escuchar".
Por: Jose Pablo Rodríguez Rodríguez
Cédula: 205420005
Regidor sancarleño.
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