Luego de publicar la nota respecto a una fiesta intercolegial, he recibido toda clase de amenazas.
Y aunque no lo crean, de parte de padres de familia y los mismos jóvenes que participaron.
A mi nadie me contó. Todo lo que publicamos es cierto, por que vivo ahí y lo vi.
Vi, cientos de jóvenes bajarse de carros (a las 11:40 pm) con bolsas, y bolsas llenas de cervezas.
Vi, jóvenes vomitando frente a mi casa.
Vi, jóvenes ebrios peleando por quién manejaba el carro.
Vi, una pareja intentando tener sexo y les encendí las luces del frente de mi casa para que se fueran.
Mi vecina me escribía que no soportaba el olor a marihuana.
Oí a chiquitos de 15 años decir todos los improperios habidos y por haber, a las autoridades policiales.
Dicen que no le hacían daño a nadie. Qué equivocados están.
Ahí, una comunidad entera no durmió.
Agarraron todos los espacios frente a las casas para hacer sus desórdenes. Carros subían, bajaban. Motores acelerados en carros de papi mientras sus compas subían el volumen del radio y tomaban lo que llevaban.
No me contaron, yo lo vi.
Muchas veces me pregunté: dónde están los papás de estos muchachos. Pero vi y oí a algunos llegar a dejarlos y recogerlos.
Por Dios, no seamos tan irresponsables.
Leer a menores de 15 o 17 años decir que la fiesta estaba buena hasta que llegaron los " Sapazos" de la policía me da náuseas.
Peor aún, leer que por sapos van a ir a apedrear las casas de los vecinos, me genera un malestar que no tiene palabras.
Papás me cuestionaron por la publicación. De que si estuve ahí, si lo vi, si tengo pruebas.
Que difícil hacer un bien a la sociedad.
Yo de joven, si fui a fiestas. Si me escapaba. Pero lo que vi el sábado, no se asemeja a nada de lo que yo hacía.
La irreverencia, la falta de respeto, la altanería de la actualidad no se compara y para muestra un botón de lo que recibí.
Estos muchachos no entienden que en un lugar con capacidad para 50 personas y que lleguen más de 300, una sola bala puede acabar con todo.
Una enfermedad de transmisión sexual, puede arruinar la vida de muchos.
Una droga puede arruinar una vida.
Son tan machos y hembras que no lo entienden y tienden a insultar, pero que dicha que la policía paró esa fiesta.
Marcela Delgado
Directora