El calor de las últimas semanas puede afectar a su gato y por eso, es mejor que preste atención a algunos cambios que podría experimentar.
A diferencia de los humanos, los gatos no sudan y su sistema de termorregulación es distinto al nuestro. En ocasiones, puede ser menos eficaz frente al calor.
Bajo esta premisa, cuando la temperatura ambiental es demasiado elevada, y el gato no tiene oportunidad de refrescarse o resguardarse del calor, puede llegar a sufrir un golpe de calor o hipertermia.
La hipertermia implica un aumento de la temperatura corporal por encima del valor normal, debido a un fallo de los sistemas de evacuación del calor
En el caso de los gatos, la temperatura rectal normal es de 38º - 39º. Un caso claro de hipertermia es el golpe de calor. El golpe de calor en gatos es muy peligroso porque puede, incluso, provocar la muerte del felino.
Un gato que sufre hipertermia mostrará alguno o varios de estos síntomas:
- Las mucosas de las encías cambian de color y se vuelven de un tono azulado.
- La respiración del gato está acelerada o bien le cuesta respirar.
- Aumenta el ritmo cardíaco.
- El gato sufre temblores musculares y/o vómitos.
- Pueden aparecer manchas rojizas en la piel (conocidas como petequias).
- La piel puede volverse de color azulado por la falta de oxígeno, lo que en medicina veterinaria se conoce como cianosis.
- El gato no tiene ganas de moverse.
En caso de detectar alguno de estos síntomas actúe de inmediato y si puede, llévelo al veterinario lo antes posible.
En épocas de calor, lo esencial para prevenir es:
- Proporcionarle al gato siempre un lugar de descanso sombreado y fresco.
- Poner a su disposición varios bebederos con agua limpia y fresca o incluso fuentes de agua corriente para gatos.
- No dejar al gato encerrado en espacios o estancias pequeñas o mal ventiladas, y mucho menos aún en vehículos expuestos al sol.
- No permitir que el gato haga ejercicio bajo el sol.
- Evitar darle de comer en horas de máximo calor.
Información tomada de: nutro.es