Orgullo sancarleño en el CEACO. Especialista en salud mental trabaja hasta sudar

“Literalmente me empapo no solo de sudor, sino también de las vivencias, experiencias y ocurrencias de mis compañeros de todas las especialidades luchamos por sacar adelante a los costarricenses que se enferman por causa del SARS-CoV-2 responsable de la pandemia”.

Este, es el testimonio de Julio Artavia Quirós, un sancarleño con especialidad en salud mental y que, está en la primera línea de trabajo contra el Covid-19 en el CEACO.

Este joven de 29 años trabajó como asistente de pacientes, en el hospital San Vicente de Paúl en Heredia, luego en la clínica Jiménez Núñez en Guadalupe como auxiliar de enfermería y luego fue uno de los 1 500 funcionarios del hospital San Carlos donde también trabajó como auxiliar de enfermería.

"He vivido cada etapa de manera responsable y guiada siempre por la mano de Dios. Al terminar la maestría en Salud Mental y Psiquiatría se me abrieron las puertas del CEACO para compartir mis conocimientos y mi amor por los pacientes. Ahora, aunque a veces siento que no aguanto los equipos de protección personal como el quimono, me reconforta saber que tanto mis compañeros como yo estamos dejando una huella de amor y sacrificio a las futuras generaciones” , contó.

El funcionario del CEACO también resaltó que su atención al usuario va más allá de lo que le toca.

“No es sólo tener al paciente estable sino el papel emocional y con el abordaje con distintas terapias se logra ver la evolución más pronto. Cuando yo estoy con un señor, una señora o una persona más joven imagino que es mi mamá, mi papá, mi hermano, mi amigo y trato de transmitir ese mensaje vivencial a mis colegas y compañeros. Y es que de verdad uno siente una satisfacción que viene de lo alto, cuando se entrega sin reservas” resaltó.

Todo ese trabajo, ese esfuerzo, son como terminar de correr una maratón para ellos. Terminan bañados en sudor pero, felices de atender a los pacientes como se debe.

“Nos bañamos las veces que corresponda, pueden ser cuatro o seis veces al día. Cada vez que hay que ingresar a los cubículos con pacientes covid lo primero que se hace es quitarse el equipo de protección con todas las medidas y ducharse lo mejor que se pueda. Esta práctica uno la hace a cualquier hora del día o la noche y no existe derecho ni oportunidad para decir no voy a hacerlo porque es un acto de bondad, de respeto, de compañerismo y lealtad por los compañeros”, finalizó.

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