Muchos lo conocieron en una tarima bailando Zumba, otros experimentaron su pasión en un salón de ejercicio pero la vida le cambió de pronto.
Una decisión se convirtió, según él, en un delito no cometido pero que lo llevó 3 años y medio a la cárcel
De ahí, sale esta historia de vida que hoy, habla más de la potencia del ser humano para sobrevivir que el sistema judicial como formador de personas.
Grego Déspedes, a sus 34 años, es real contador de vida.
Cayó preso por un delito que dice no haber cometido, pero cuya única salvación judicial era reconocerlo
Hace 2 semanas, cumplió su pena y habló con San Carlos Digital.
Es un reconocido atleta, bailarín y entrenador personal.
Dentro de la cárcel en La Marina, formó un grupo de entrenamiento.
Para poder dormir, tuvo que pagar 17 mil colones por una cama y esto, es parte de su historia de vida.
¿Cómo fue este tiempo ahí?
Lo que hice fue entregarme a Dios. Sabía que era injusto pero no podía desfallecer.
¿Siendo inocente, según usted, cómo se acomodó?
Ahí es duro, no meterse con nadie, dormí en el piso la primera semana y luego pagué 17 mil por una cama.
¿Sirve el sistema?
No, yo salí y sigo perdido. No hay forma de que uno aprenda algo que le sirva
Yo apunto a lo que sé, que es el deporte.
Estando dentro de la Cárcel, Grego entrenó a personajes como el mismo Eliseo Vargas.
Por buen comportamiento, salió antes de su pena y ahora vuelve a las canchas.
Los lunes a las 8 am y los viernes 7 pm en el Gimnasio en Barrio Lourdes.
"Yo siempre he querido que de todo esto salga algo bueno. Que la gente aprenda a valorar sus cosas", dijo Grego.
La experiencia de estar en la cárcel, deja mal sabor de boca pero una lección aprendida.
"Fue muy duro, pero siempre traté de ver el lado bueno de todo, ahí uno se da cuenta de quién son los amigos y quién no", agregó.