En realidad su nombre original es "pestiños" pero, desde siempre se le conocen como prestiños.
Son parte de la tradición costarricense y que, con el pasar de los años empieza a desaparecer pero, en Porvenir de Ciudad Quesada hay unas manos que mantienen viva la receta.
Se trata de Raquel Esquivel Salas quien además encontró en la venta de prestiños la forma de generar un ingreso extra.
Esta mujer tuvo que dejar su trabajo en salones de belleza para atender a uno de sus hijos con autismo y luego, a un bebé.
Fue la pandemia la que la empujó a encender la cocina y poner a prueba su propia receta de prestiños.
"Por la situación económica yo empecé a hacer pan para vender para ganarme algo pero a la gente le empezó a gustar. Un día, una hermana que estaba muy antojada me dijo que le hiciera prestiños, busqué la receta y otra hermana me dijo más o menos cómo se hacían y así empecé, gustaron y vieras que se venden bastantes", contó.
A parte de prestiños ella hace alfajores, brownies y otros tipos de pan que también se le venden con gran demanda.
Su emprendimiento tiene apoyo de su esposo que es quien de se encarga de entregar los pedidos.
"Yo nunca me había dedicado a hacer cosas para vender pero como tuve que dejar el trabajo se dio este emprendimiento. Tengo la facilidad de que mi esposo hace servicio express entonces me ayuda con las entregas, yo los hago y él los entrega y así vamos saliendo", añadió.
Asegura que en este momento hay muchas personas que si quiera saben qué son los prestiños pero, cuando los prueban siguen pidiendo.
Son un producto que ya muy pocas personas hacen y encontrarlos a la venta cada día es más difícil.
Si tiene ese antojo de niñez puede contactar a Raquel al 6283 6586. Ella es vecina de Porvenir pero hace entregas en los alrededores del centro, Gamonales, San Martín, barrio Los Ángeles y San Gerardo. Eso sí, solo trabaja bajo encargos.
