¡Saber esperar! La bendición de una llamada que lo sacó del desempleo

Poco más de dos años haciendo "lo que fuera", le dieron la fuerza a Jafeth Mora para esperar y hoy, es coordinador de dirección en un centro educativo.

Esta historia tiene un mensaje claro: Saber esperar. El protagonista es Jafeth Mora Flores, un docente de 28 años, vecino de San Gerardo de Ciudad Quesada.

Dos años y cuatro meses sin trabajo son lo que da fuerza a este testimonio que desde ya, adelantamos, tiene un final feliz.

En enero de 2021 Jafeth recibió encima un balde de agua helada luego de una estabilidad laboral como técnico en el Poder Judicial. En ese momento recibió la carta que nadie quiere recibir, la de su despido.

Fue aquí cuando inició una de las etapas más duras de su vida: verse desempleado, de la noche a la mañana, con deudas y responsabilidades.

"En ese lapso tuve nombramientos muy cortos en el MEP y en Poder Judicial que me ayudaron a sobrevivir, pero fueron muy cortos como de una semana. La mayoría del tiempo estuve desempleado entonces tuve que innovar", contó.

Lo que ganaba en esos nombramientos cortos no le alcanzaba y se sumaba la frustración, el enojo y la desesperación.

Un día, con cabeza fría supo que mientras tuviera salud había como salir adelante "haciendo lo que fuera".

"Lo primero que se me ocurrió fue hacer prestiños con la receta de mi mamá, se los vendía a compañeros de la Corte que se dieron cuenta de mi situación y me ayudaron. Luego vendí desayunos a mil colones, hacía vigorones para sobrevivir", dijo.

Pero vendría otra prueba, muchos de los clientes que le compraban fueron trasladados a otros edificios del Poder Judicial y eso agotó las ventas. Fue cuando pensó que tenía que hacer algo más.

"Empecé a hacer UBER con mi carro, servicio de encomiendas a San José, Car Pooling también a San José", recordó.

La fortaleza mental

Durante todo ese tiempo supo que tenía que mantenerse fuerte de mente para pensar en las salidas que iba encontrando. Ser un profesional desempleado, genera frustración.

A su lado tenía un equipo de apoyo emocional: su familia que además lo sostuvo en medio de la prueba.

"Una va entendiendo que Dios tiene un camino para uno donde le quiere enseñar algo para después ponerlo en práctica y que de frutos, al final uno vez la luz del túnel, me tocó esperar y sí, vienen momentos de flaqueza donde el autoestima no da pero uno como creyente piensa que dios tiene un plan", comentó.

La prueba lo hizo madurar para entender y esperar por el plan que él sabía iba a llegar en algún momento, aunque no sospechaba cuando.

Eso lo llevó a crear un grupo de docentes que lucha por mejorar la condición y el proceso de reclutamiento de nombramientos de educadores en el país. Aprendió más sobre leyes y aprendió a ser líder.

Ahí, encontró el ángel que lo llevaría al fina feliz que les adelantamos al inicio de esta nota.

El plan perfecto

Dentro de ese grupo una persona le adelantó que en La Ceiba de Orotina hay una Telesecundaria que no disponía de profesor de estudios sociales. Tras completar el formulario del MEP, recibió un nombramiento por 15 días en ese lugar en febrero anterior.

Tras los 15 días, el plan perfecto empezaba a asomar. Como muy pocas personas estaban interesadas en ese nombramiento, por ser una zona muy lejana y rural y que él aceptó; a finales de mayo recibió la llamada que esperaba.

"Me dijeron que por aceptar me correspondía la prórroga por que se pensionó el profesor, sigo con mis labores docentes, me adapto al lugar cuando me llega un documento de la dirección regional en el que me preguntan si quiero asumir la coordinación de la dirección de la Telesecundaria", narró.

La decisión fue fácil: aceptar aunque estaba muy lejos de casa. Ya tiene 3 meses en su nuevo cargo.

"Ya feliz con un trabajo como profesional, en lo que estudié, es una bendición sin duda", comentó.

La vida le enseñó a no rendirse y aprendió la lección. Hoy por hoy, a casi 3 horas de su casa en Ciudad Quesada cuenta su testimonio para dar fuerza a quienes, en este momento, creen que el plan no se va a concretar.

Saber esperar es la lección.

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