Sheidy Mora: Un corazón a prueba de dolor y que tiene prohibido rendirse

¡Todo se extraña! Esta es la historia de una familia de 4 integrantes que en cuestión de 7 meses quedó solo de 2 pero con un mensaje cargado de valentía y fe.

De pronto la casa se hizo grande, sobran espacios en la mesa, no todas las sillas están ocupadas, sobran camas y se lava menos ropa.

Se extraña hasta hacer más arroz, más frijoles, ya no se usan todas las tazas del café y ya no se oyen tantas voces.

Esto es lo que pasa cuando una familia de 4 integrantes, queda en 2 y esta historia es la de Sheidy Mora Solera.

En cuestión de 7 meses ella perdió a dos de sus tres amores: su hijo Alfonso Chacón Mora y a su esposo, Alfonso Chacón Zumbado y de pronto, quedó solo de la mano de su otro hijo Andrés.

Esta es una historia de valentía, de fuerza, cargada de fe y de un corazón a prueba de dolor que tiene prohibido rendirse.

El 14 de agosto de 2021, falleció su hijo Alfonso luego de una lucha, valiente, de dos años contra la leucemia. Apenas tenía 26 años, era deportista, muy espiritual, lleno de vida y todo un "influencer" motivacional pues, a pesar de sus pesares sus mensajes siempre estuvieron llenos de positivismo.

"Esa fuerza que él tenía solo pudo dársela un ser superior por que, él se hizo amigo de la cruz por que con esa fe y esa confianza aceptó su enfermedad, nunca lo escuché renegando. Alfonso utilizó su enfermedad para transformar vidas y sigue transformando vidas", contó doña Sheidy.

Fueron dos años de lucha, en pasillos fríos de hospital, rodeada de mucho dolor, de máquinas. Acompañó a su hijo en 180 quimioterapias y 12 radiaciones en la cabeza, un entubamiento, dos shock sépticos pero nunca, perdió la fe.

"A mi me mandaron a alistar el funeral de mi hijo 4 veces y yo siempre creyente en que no era el momento, yo decía que había una promesa del Señor y no era el momento. Alfonso falleció el 14 de agosto en vísperas del Día de la Asunción de María, enterré a mi hijo el Día de la Madre. Él murió consciente, en mis brazos, en una paz de que hicimos lo mejor, fue un trabajo un equipo, el papá, su hermano que hasta le donó la médula y yo", relató.

La muerte de su hijo caló tanto en ella que luego, llegaron días muy duros. Aceptar la ausencia y lidiar con el dolor fue algo devastador para esta madre pero había alguien a la par tratando de sacarla de la cama, tratando de levantarla y echándose a la familia al hombro: su esposo Alfonso Chacón Zumbado.

"Yo siempre he dicho que escogí el mejor papá para mis hijos, un hombre trabajador, de fortaleza y fuerza y que siempre nos enseñó a que lo que viniera lo íbamos a enfrentar juntos", dijo.

Lo que no sabían era lo que venía por que, el dolor se iba a multiplicar. Don Alfonso salió a correr una mañana y no volvió. Falleció de un paro cardiorespiratorio el 6 de marzo de 2022, 7 meses después de enterrar a su hijo.

"El siempre me decía que yo era su princesa, su reina y él hacía lo que fuera para que yo estuviera bien. Ese día me dijo que más tarde llegaba, me dio un beso, me dijo que sabía que yo estaba muy estresada y que me iba a llevar a las termales, hasta dejó el maletín listo con las cosas a la par de la cama. Salió a las 6 y 30 de la mañana y las 7 de la mañana me llamaron", recordó.

Recordó que de la desesperación solo gritaba pero tomó valor para ir hasta la escena del hecho, en Quebrada Azul y regresó con el cuerpo de su esposo a su casa aún, sin siquiera haber terminado de asimilar la partida de su hijo.

"Le di gracias a Dios por mi compañero de vida por que fueron 28 años de matrimonio y no solo era mi esposo, era mi amigo, era todo".

Hablar de dos muertes tan juntas es difícil pero, aprender a vivir con el dolor es parte de su día a día.

Abrazar el dolor

Esta es la frase que doña Sheidy acuñó para hacer frente a la vida y poder seguir sonriéndole a su hijo Andrés Felipe quien está pronto a graduarse como microbiólogo.

Ella hace frente al gimnasio que era de Alfonso y al negocio que dejó su esposo pero con una consigna clara: abrazar el dolor por que no es que ya pasó, es que solo aprende a vivir con el.

"Dios es el que le da la fuerza a uno. Yo sigo aprendiendo, estoy aprendiendo. ¿Por qué me pasa esto? No lo sé, no tengo respuesta. ¿Cómo llevo este duelo? Tampoco lo sé, yo nada más espero. Hay días que lloro mucho, hay días que río, otros días las lágrimas salen solas pero ahí voy recogiendo pedacitos de felicidad para reconstruir mi familia", contó.

Esos pedacitos que recoge día a día son los que la llevan a afrontar ahora, su soledad en casa pues su hijo estudia en San José y a, sobrellevar las ausencias por que, todos los días extraña todo de su familia de 4 integrantes.

Extraña las rosas que todos los viernes le llevaba su hijo, los bailes que armaban en la sala de su casa con su esposo, los paseos los 4 juntos, los abrazos sorpresa, los besos en la frente y las voces de sus amores.

"Ya me acostumbré a que esta es mi realidad y que tengo que luchar con esta soledad. Ahora tratamos Andrés Felipe y yo de estar muy unidos, compartir momentos juntos. Él es mi fuerza, mi impulso para seguir adelante" finalizó.

Ahora abraza un peluche que pagó hacer que lleva ropa de ambos, ahí reposan las lágrimas que caen cuando el dolor en más fuerte. Camina sonriéndole a la vida a pesar del dolor que puede llevar dentro.

En cuestión de 7 meses perdió la mitad de su familia y su vida sigue. Hay días buenos, días malos y días intermedios. Hoy cuenta su testimonio con la fe de que pueda calar en personas que pasan por lo mismo o al menos, algo parecido.

Transformar vidas como su hijo o, vivir al máximo como su esposo es la responsabilidad que ahora carga ella, con la convicción de que mañana será un mejor día. ¡Ah! Y tiene prohibido rendirse.

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