Este icónico local, favorito de muchos sancarleños, es más que un tramo de verduras y queso frescos. Es un santuario de recuerdos, un refugio y punto de encuentro para muchas generaciones sancarleñas.
Y es que, visitar el mercado municipal de San Carlos y no pasar por el tramo de los hermanos Murillo, es como no visitarlo.
Hace poco más de 40 años Guillermo (Memo) y su hermano Miguel se aventuraron en el mundo del comercio, las verduras se convirtieron en su mejor aliado para sacar adelante a una familia de 6 hermanos.
"Nosotros empezamos desde que se hacían las ferias allá por donde hoy está la Cruz Roja, eso fue por el año 77 más o menos, yo con ocho años iba a ayudar a mi mamá a vender", cuenta Memo mientras empaca una bolsa de elotes y no pierde detalle en caso de que llegue algún cliente.
El mercado municipal se convirtió en su segundo hogar y sin imaginarlo, el negocio también se volvió en una especie de hogar o refugio para los sancarleños.
Porque visitar a los Murillo para hacer las compras, también es sinónimo de hacer una buena conversación de cualquier tema, desde política hasta de fútbol y lo que usted pueda imaginarse que suceda en el cantón o país.
Tan así que, figuras del deporte local y nacional, especialmente jugadores de la Asociación Deportiva San Carlos, acostumbran a visitarlos y en algunas ocasiones se apuntan a vender o empacar verduras también.
"Aquí nos han acompañado muchos jugadores, esto es anecdótico porque, por ejemplo, Géiner Segura y Mario Bello siempre que terminaban de entrenar se venían para acá a ayudarnos, se ponían a vender o a pelar cebollas. Esta es también la segunda casa del equipo de San Carlos", recuerda Memo entre risas.
Donde hay orden está Dios
La unión como hermanos y el orden en las finanzas ha permitido a esta familia sancarleña salir adelante, construir sus casitas y hasta financiar los estudios de las nuevas generaciones.
Prueba de ello es la libreta en la que don Miguel lleva control estricto de cuanto venden por día. No es una libreta cualquiera, pues sus páginas guardan varios años de historias.
"Yo la conservo como una gran reliquia, en estas hojitas seguimos llevando el control, porque gracias a eso hemos podido alcanzar muchas cositas en la familia, a mi no me importa trabajar para mis sobrinos para que ellos puedan terminar sus estudios y tengan una vida más cómoda", dice Miguel.
En una parte del local una foto de su señor padre (Q.d.D.g) y su otro hermano Carlos, quien falleció en febrero de este año, los acompaña, protege y sirve de motivación cada mañana al levantar las cortinas metálicas.
Y a un costado, guindan al menos unas 30 medallas que tanto Memo como Miguel obtuvieron en diferentes competencias, pues ambos son unos apasionados del deporte. Memo practica atletismo y Miguel es entrenador de fútbol, incluso, dirigió la Sub17 de la ADSC y alcanzó el título como campeón nacional.
Prevalecer en el tiempo
La competencia de los supermercados, ferias externas y las ventas ambulantes es cada día más férrea pero, los Murillo se niegan a bajar los brazos.
Tan así que, de 18 tramos que llegó a tener el mercado en su historia reciente, hoy solo ellos y 2 más se mantienen vigentes.
"Gracias a Dios la gente nos tiene aprecio, aquí tratamos de recibir a los clientes con una sonrisa, que se sientan cómodos, damos servicio express y buscamos siempre ofrecerles calidad y precio. Nosotros tenemos clientes que tienen 40 años de visitarnos", acota Miguel.
Reciben clientes no solo de Ciudad Quesada, también llegan desde Los Chiles, Pocosol, Pital, Río Cuarto y hasta Sarapiquí.
Los Murillo son el claro ejemplo de trabajo honesto, todos los días de lunes a sábado si usted visita el mercado municipal los encontrará uniformados y con una sonrisa de oreja a oreja, listos para servirle y obviamente, hacer tertulia también.