Costa Rica está de fiesta, y no necesariamente conmemorando alguna fecha especial. El motivo no puede ser otro, se avecinan 2 partidos importantes para nuestra selección nacional. Ambos designados como fecha FIFA y valederos para llegar a nuestro ansiado destino: El Mundial de Rusia 2018.
Atrás quedaron aquellas gestas heroicas realizadas en Brasil. ¡Qué recuerdos! El país entero disfrutando del opio del fútbol en su máximo esplendor. Nadie hablaba de otra cosa, la sele estaba dando cátedra al mundo entero de cómo superar las adversidades. Definitivamente perdurará de por vida para quienes tuvimos el placer de presenciar cómo nuestra selección se codeaba de tú a tú dentro de la élite mundial del fútbol.
Pero ese pasado solo debe servir para aprender de él y de vez en cuando para volver a sentir suexquisita gloria. Ahora tenemos un nuevo objetivo, el cual consiste en revivir el fantasma de aquel famoso “Aztecazo” logrado en 2001. México es consciente de ello, sabe que al frente tendrá a un rival que conoce muy bien lo que significa ganar en grandes estadios y contra grandes selecciones. Seguros de los 3 puntos NO ESTÁN, pero jamás lo reconocerán.
Una vez más, Costa Rica demuestra por qué ha sido catalogado en reiteradas ocasiones como el país más feliz del mundo, en esta ocasión haciendo uso de uno de sus tantos propiciadores de felicidad, nada más y nada menos que el deporte rey.
Todo el país está pendiente de este partido a la espera de su pitazo inicial, y ¿cómo no? México es nuestro más enconado rival, el histórico equipo a vencer y el chocantemente autodenominado “gigante del área”. Por tales razones no es un partido más, es el partido de ida de un clásico de la CONCACAF. Con gusto los recibiremos más adelante en el Estadio Nacional.
Nuestra selección marcha a paso perfecto hasta el momento, producto de un conjunto de jugadores maduros y depurados que empezó su formación hace varios años atrás. Nunca antes una selección nacional había tenido tanto legionario procedente de tan importantes ligas, el que ningunee o menosprecie al conjunto tricolor simplemente no entiende del todo este deporte. El equipo tiene grandes argumentos para lograr sus objetivos.
Una vez más el país olvida sus problemas para concentrarse en los 90 minutos del deporte más hermoso del mundo, tal cual lo denominó el conocido narrador Luis Omar Tapia. Las reiteradas alzas de la gasolina de repente dejan de impactar a sus consumidores si se hacen durante las fechas FIFA, las presas inacabables solo repercuten e importan si por culpa de ellas se llega tarde a ver el partido, la campaña política que recién toma fuerza deja de ser tan molesta si aparece en la previa o en el descanso de los partidos e incluso los nuevos impuestos pierden oposición si se ofrecen posterior a un gane de nuestro equipo patrio.
Así es Costa Rica, un país que sortea y hasta obvia sus desavenencias con tal de gozar sus virtudes.
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Pero el fervor no termina en México, el siguiente encuentro será apenas 4 días después cuando San Pedro Sula sea el próximo campo de batalla en aras de conseguir otros 3 puntos fundamentales contra la selección hondureña.
Brasil 2014 terminó hace 3 años, pero la convicción de lograr grandes cosas pese a lo improbable perdurará por siempre como enseñanza indeleble de un país que sabe lo que es triunfar, no solo en un terreno de juego sino en cualquier entorno al que se someta, porque el mayor éxito será indudablemente superarnos a nosotros mismos.
Vamos Sele, danos otra alegría, que el “sí se puede” sea por siempre nuestro más sensato lema.
¡¡¡¡¡¡Oéeeeee, Oé, Oé, Oéeeee, Ticooooos, Ticooooos!!!!!!
Por: Esteban F. Coto Corrales / Cédula: 11660807