En su memoria, Valentín tendrá decenas de aventuras para recordar pero, ninguna como la que vivió hace unos días cuando sin querer, se salió de su casa en Venecia y fue a parar a San Pedro de Guanacaste.
Esta historia mide 500 kilómetros: 250 kilómetros de ida y otros 250 kilómetros de regreso a casa y la protagoniza una cadena de solidaridad y amor por el prójimo.
Valentín es un conejo que sigue, a todas partes, a su ama, Dayan Peralta, Basta ver videos para saber que a donde vaya ella, él va. El día que inició la aventura, él salió detrás del carro en el que ella iba, una simple travesura.
"Cuando llegué de la cita pregunté si lo habían guardado y me dijeron que sí. Al día siguiente fui a abrir la puerta de la bodega, donde duerme, y cuando uno abre lo primero es que él sale pero no salió. Lo buscamos y no apareció", contó Dayan.
La búsqueda inició en cada rincón de la casa y se extendió hasta las cámaras de seguridad donde salió lo que más temían: alguien tomó a Valentín. Aquí, inicia la cadena de solidaridad.
Valentín salió a la acera frente a su casa, un vehículo se detiene y se baja una niña que lo tomó, es un conejo dócil, y a pesar de los esfuerzos por tratar de identificar de dónde era la mascota no lo logró por lo que, se montó al carro y se lo llevó.
Bastaron horas nada más para saber que el conejito había viajado a Guanacaste.
"Yo donde veo el video, asumo que es gente de la misma zona y empiezo a mandar el video para hacerlo viral y lograba dar con el conejo por que llevaba varios días sufriendo. En eso llega un compañero de trabajo y me dice que el conejo está en Guanacaste y de inmediato me llama una vecina y me dijo que el conejo estuvo en su casa por que lo llevaba un familiar que es de Guanacaste y vino de paso"; lo vieron", relató Dayan.
Entre la felicidad de saber que Valentín estaba bien y la preocupación de cómo tenerlo de regreso, empezó la cadena de amor al prójimo.
"Unos amigos se fueron a vivir hace poco a Bagaces y me llamaron para saber cómo podían ayudar, me dijeron que el hijo andaba en ruta en Santa Cruz. Yo llamé a la señora que lo tenía y le dije que le daba el combustible pero que me lo llevaran a Santa Cruz, la señora más bien me dijo que, qué pena habérselo llevado y lo fue a dejar", narró su dueña.
Ahí empezó otra aventura. Valentín trabajó toda la tarde con el joven hijo de los amigos de Dayan, en un camión repartidor de detergentes y por la noche, llegó a la casa de esa familia. Viajó de Santa Cruz a Bagaces.
Al día siguiente urgía un ride desde Bagaces a Venecia, para colmo, Dayan tenía su carro en el taller y no tenía forma de ir por Valentín.
"Me escribe una amistad y me dijo vio toda la historia en Facebook y que el esposo iba a traer arroz a Liberia y llegaba a Buenos Aires de Venecia y me podía hacer el favor y resulta que al otro día venía el conejo, en otro camión cargado de arroz hasta Buenos Aires".
Al llegar Valentín tuvo que someterse a un baño pues llegó con garrapatas e incluso a revisiones pues, su dueña lo lleva de forma habitual al veterinario.
La historia terminó con final feliz, con muestras de solidaridad y un claro ejemplo de que hay mascotas que son parte de una familia y por las que se puede hacer cualquier cosa para que estén bien.