Victoria y Cash: Una historia de amor que los lleva a grandes triunfos en rodeos nacionales e internacionales

Apenas tiene 16 años pero Victoria Casasola es hoy por hoy, una de las mejores barrileras del país. Todo empezó cuando apenas tenía 4 años.

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Todo empezó cuando los papás de Victoria Casasola pensaron en regalarle una mascota, un perrito. Lo que nunca imaginaron fue que esa mascota sería un caballo. Ella tenía apenas cuatro años y ahí empezó una pasión que ya suma varios galardones, premios y reconocimientos.

Apenas tiene 16 años pero Vic, como la conocen, es hoy por hoy, una de las mejores barrileras del país con destacadas participaciones a nivel internacional.

El nombre de esta sancarleña es constante en actividades de rodeo en todo el país y es una de las favoritas de los aficionados.

“Siempre me gustaron los caballos y un día mi papá me llevó a un lugar donde entrenaban y desde entonces me llamaron la atención los barriles y me gustó desde que lo vi”, contó.

El amor a los caballos es algo que ella heredó de su papá y su abuelo quienes inculcaron en ella la admiración por la inteligencia de los animales.

Su primer caballo fue Pancho, con el que empezó a darse a conocer pero de inmediato, todos vieron en ella el potencial que tenía por lo que su padre, Anthony Casasola tomó una decisión que la hizo sumergirse más en el mundo del rodeo cuando ya tenía 9 años.

“La llevé a Estados Unidos a competir y allá la sacó del estadio y quedó dentro de las mejores diez. La llevamos el segundo año y también sobresalió demasiado, salió en periódicos, radios, una revista y consiguió un campo en el mundial”, relató su papá.

Con el paso del tiempo, Victoria quería más y más velocidad. Retarse a sí misma, a sus tiempos hizo que ya Pancho no le alcanzara por lo que llegó Winchester, su adoración.

Victoria ama la velocidad junto a su caballo Cash. Cortesía.

Pero, ya Winchester se hacía viejo y llegó su nuevo inseparable Cash, con quien suma clasificaciones y ganes y con quien hoy disfruta de una historia de amor.

“La competencia que más he disfrutado es la de Extreme Rodeo en el Estadio Nacional por que competía con las mejores del país e incluso con barrileras extranjeras con un alto nivel”, dijo Victoria.

A la fecha, su mejor tiempo en barriles ronda los 15 segundos 86 milésimas y cada día que entrena, se reta a sí misma para romper esa marca.

Logró la clasificación al Mundial en Brasil pero, como toda historia de valentía, hay un trasfondo. Victoria padece una enfermedad autoinmune y médicamente no fue recomendable su viaje.

Esto no le apaga sus ilusiones y es de las más buscadas para dar espectáculo en diferentes eventos equinos en todo el país. Sin embargo, su mira ya está fijada.

“Yo me veo en el extranjero, compitiendo en el extranjero en un rodeo internacional pero de los grandes”, finalizó.

En este momento, a nivel nacional, compite en las principales asociaciones de rodeo. Ella cursa el décimo año en el Colegio San Francisco de Asís y espera profesionalizarse en alguna ingeniería. Comparte los barriles con el estudio y otra gran pasión: tocar piano.

El piano es otra de sus pasiones y suma varias presentaciones. Foto: SCD.

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