Uno puede ponerse tan técnico, romántico, filosófico o ideológico como se quiera para describir la situación que vive Costa Rica, sin embargo la macroeconomía no entiende de filosofía, ideologías o romanticismo, sólo entiende de números.
La situación fiscal que hoy vive Costa Rica es crítica, por las razones históricas que sean, no es que no sean importantes sino irrelevantes para la solución que se necesita urgentemente.
Ya es por todos conocido que el país está contra las cuerdas, un gobierno endeudado al límite, un déficit fiscal peligroso, un ambiente de incertidumbre que no genera estabilidad y en la últimas semanas perdimos lo que nos quedaba que es la paz social, toda eso hace que las cosas se compliquen aún más y que los riesgos de una dolorosa crisis sean cada vez más factibles.
No es que los sindicatos tengan o no tengan razón, tampoco los empresarios, el gobierno, los diputados o los que marchan y realizan bloqueos, es que estamos en un punto donde no se trata de quien tiene la razón o la culpa, si yo grito más fuerte o defiendo con más ahínco mi trinchera.
Si la casa está hipotecada y a punto de entrar en cobro judicial, el acreedor no pregunta porque la familia está peleando y no puede pagar, el acreedor simplemente no da más dinero y ejecuta la hipoteca.
La macroeconomía tiene su lógica bien planteada, asigna un sitio muy importante a todos los actores. Se necesita un sector productivo boyante, muchos empresarios que innoven y produzcan en un ambiente de confianza para que esa generación de empleo y ese intercambio de productos y servicios muevan la economía; además es clave un gobierno eficiente y un sector público dispuesto a dar un servicio de calidad para que ese equilibrio tan necesario se dé, generando ayuda social, inversión en infraestructura, seguridad y educación que beneficie a toda la población.
No se trata de quien tiene la razón, se trata de entender que tener diferencias es algo natural y que como costarricenses nos hemos ganado un lugar importante en el mundo porque somos gente de trabajo y de paz, que sabemos sentarnos en una mesa y buscar soluciones donde todos los actores aportan y ceden en función de las posibilidades del país y no solamente de sus propios intereses.
La inercia de las causas sociales en tiempos de crísis fiscal, completa los elementos necesarios para una tormenta perfecta en la que todos perdemos.
Conservemos nuestra esencia compatriotas, no impongamos ni pensemos que tenemos la verdad absoluta. Dialoguemos, busquemos los canales adecuados y sobre todo defendamos lo que nos caracteriza como país que es el Trabajo y la Paz.
Sobre el autor del artículo
Ing. Pablo Rodríguez Rodríguez
Empresario.
Cédula: 205420005
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