Vivir con cáncer: Un día a la vez y aferrada a ver a sus hijos crecer

Yuseth Bolaños es la protagonista de esta historia cargada de fe y que muestra como ganarle la batalla mental a una de las enfermedades más crueles: el cáncer.

Hace poco más de un año, Yuseth Bolaños llevaba una vida normal. Esta madre y educadora de 43 años disfrutaba cada minuto de su vida, de su trabajo y de su familia pero, la misma vida le tenía preparado un giro de 180 grados.

Hoy, disfruta igual cada minuto, a su familia, todo lo que tiene a su alrededor y hasta el aire que respira.

La casualidad

Todo empezó por casualidad, ella padecía de una infección urinaria por la que fue a consulta al hospital San Carlos, tras todos los exámenes descubrieron que debía someterse a una extracción de útero y una cosa llevó a la otra.

"Los médicos me hicieron una colonoscopía y se dieron cuenta de un hallazgo inesperado, así se llama, ni ellos, ni yo, ni nadie se lo esperaba y me diagnostican cáncer de colon", contó.

A partir de eso, nació la esperanza y la posibilidad de que los médicos pudieran extraer el tumor lo antes posible pero lo que pasó, también fue inesperado.

"Cuando me abrieron se dieron cuenta que estoy en etapa 4, que ya había tomado otros órganos, con metástasis en el peritoneo y en la vejiga y viene lo más difícil que me ha pasado: despertarme de la operación y que me digan que no pudieron hacerme nada, que tuvieron que cerrarme porque no hay nada que hacer", dijo.

Llegó la otra etapa: aceptar que tenía cáncer y que su estado es prácticamente, terminal.

"Vieras como me costó decir la palabra cáncer al principio, me costó decirla, decir tengo cáncer y tuve que aprender a decirla y la digo tranquila, ahora".

La solución que tenía era una: quimioterapia paliativa, es decir para mejorar su calidad de vida más no para tratar el cáncer. Ahí fue pensó que su vida iba a ser más corta de lo que ha sido desde el diagnóstico.

Al llegar a casa tenía otra tarea pendiente: contarle a sus hijos de 16 y 9 años que la esperanza de disipar el tumor, quedó enterrada por los mismos médicos.

"Yo les dije la verdad, les dije vamos a amarnos igual que siempre, de besos, abrazos, te amo, todos los días como hemos hecho siempre, como si no nos viéramos de regreso a casa pero hay días difíciles, hay noches que mi hijo se acuesta conmigo y me dice que tener una mamá solo 10 años es poco tiempo, o me dice que le cante la canción que le cantaba porque necesita aprendérsela para cantarla a sus hijo", relató entre lágrimas.

Abrazar la enfermedad

Justo hace tres semanas ella inició con sus primeras sesiones de quimioterapia. Son dosis fuertes de 48 horas continuas.

Aunque para muchos es un proceso duro y cargado de efectos secundarios, para ella es una forma de mantener viva la esperanza de sanarse y sobre todo, de poder asegurar su futuro con sus hijos y su esposo.

Así fue como también, empezó a abrazar su enfermedad para aprender a vivir con el enemigo que lleva dentro.

Aprendió a dejar de lado las agendas, aquellas que día a día, mes a mes, construía en orden para tener las actividades de la familia, sus responsabilidades como madre, esposa, docente, directora y como regidora municipal. Ya la planificación dejó de ser una prioridad para dar paso al vivir, un día a la vez.

"He empezado a disfrutar estar en casa, hacer el desayuno para el esposo y los hijos porque antes mis mañanas eran de corre - corre, aprendí a frenarme, a pausas. Cuando me siento muy agobiada me voy al Santísimo y empiezo a pensar que es una etapa a la que me tengo que acostumbrar".

Si hay algo que la mantiene en pie, en la lucha cara a cara con el cáncer, es la fe. Toda su familia y muchos seres queridos mantienen una cadena de oración que la sostiene en condiciones de salud, bastante favorables: sin dolor, sin cansancio, sin perder la esperanza.

"Yo tengo una colostomía y si yo se que con esa colostomía puedo vivir 30 años, pues bendita colostomía, si se que la quimio va a detener el daño, bendito sea Dios por esa quimioterapia", dijo.

Si algo hay claro en esta historia es que, Yuseth ya ganó la batalla mental contra esta enfermedad. Lejos de dejarse vencer emocionalmente, aprovechó las distintas herramientas que hay con profesionales para tratar de que la mente no la doblegue. Su esperanza es salir positiva de esto y a la espera de un milagro.

Eso sí, sabe que el cáncer es cruel y que de un día para otro, la enfermedad puede acabar con esa esperanza. Sabe que vive una carrera contra el tiempo.

"Morir es una posibilidad pero eso no me quita hacer planes, mi apego en este momento son mis hijos porque ninguna mamá quiere dejar a sus hijos, uno quiere verlos casarse, graduarse, y ver crecer nietos; pero si Dios decide que es mi momento yo no cuestionaré ni preguntaré, porque Dios hace todo perfecto".

Sabe que hay dos opciones: sanar o morir y aún así, se enamora de los planes que hace para cumplir sueños que no ha podido alcanzar.

"Esto no me quita que haya sacado la visa el mes pasado porque quiero viajar a Estados Unidos al Mundo de Harry Potter que es mi favorito, no quita que esté planeando un viaje a Italia para el otro año con mis tías y primas, y espero de verdad que en un tiempo, no se cuanto, los médicos me digan que todo está bien y que soy de esas que rompe estadísticas", finalizó.

Solo espera que este testimonio llegue al alma de tantas y tantas personas que como ella, lidian con un diagnóstico inesperado que rompe corazones y quebranta fe pero que, es completamente llevadero de la mano de la fortaleza mental.

Solo espera que su testimonio fortalezca familias que lidian con esta cruel enfermedad que parece no da tregua pero a la que se le puede ganar desde la fortaleza mental.

Solamente espera que las personas, aprendamos a vivir en amor, a vivir como si hoy mismo fuera el último día de nuestras vidas aún cuando no haya un diagnóstico de por medio.

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