Solo tiene 18 años, pero ya tiene una historia de vida que conmueve a cualquiera. Allan Ortiz es el protagonista de una reseña cargada de esfuerzo, valentía y sueños.
Está en quinto año en el Liceo San Carlos y para poder llegar todos los días al colegio, camina ida y vuelta desde la Quebrada del Palo, donde alquila un cuarto.
Su historia inicia cuando desde muy pequeño su madre lo abandonó y quedó a cargo de sus abuelos en San Isidro de Pocosol. Tenía apenas 8 años cuando su abuela murió y, su abuelo no pudo cuidarlo solito por lo que ingresa a un albergue del PANI en La Tesalia de San Carlos.
Ahí pudo terminar la educación escolar e incluso, ingresó al colegio, pero la vida le tenía preparada otra prueba.
"A mis 17 años ocurrió un problema en el albergue y me dicen que ya no puedo estar ahí y me devuelven donde mi abuelo, pero el temor de él era que yo me devolviera y me perdiera en las drogas, entonces cuando llego lo que le digo es que quiero irme a Ciudad Quesada para terminar mis estudios porque si me quedo aquí la única opción que tengo es trabajar en la piñera", contó Allan.
Por sus propios medios consiguió una beca con el IMAS y con ese dinero pudo pagar un cuarto para vivir, comprar alimentos y asistir al colegio. En ese lapso padeció de ansiedad e incluso depresión y solito, optó por practicar un deporte; hasta el momento es amante del patinaje.
Al tiempo ya el dinero no le alcanzaba para seguir pagando el cuarto en el que vivía y consiguió uno más barato, pero, en San Juan de Ciudad Quesada conocido como la Quebrada del Palo.
"Al cambiarme no me dan los recursos para los pasajes de bus entonces, para no faltar al colegio decido levantarme más temprano y caminar al colegio y ya estoy sacando mi bachillerato con un poquito de complicaciones, pero ya voy terminando", dijo.
Todos los días se levanta a las 4 de la mañana, se alista y a las 5 de la mañana empieza la caminata hasta el Liceo donde llega cerca de las 6 y 30. Por la tarde, regresa a casa caminando.
"Yo estoy haciendo esto no porque piense solo en mí, sino porque mi abuelo antes de que yo me viniera me dijo: 'Andá, terminá tu bachillerato, entrá a la universidad y volvés aquí con un título y me digás, abuelo lo logré'. Mi abuelo me está dando a entender que, así como él me cuidó, me va a tocar a mi cuidarlo a él", relató.
En este momento su abuelo tiene 53 años y Allan ya sabe muy bien que deberá retribuir el amor y el cuido que le brindó en su niñez.
Está por terminar el colegio, está por cumplir la meta que se propuso aún con ese camino lleno de piedras y ahora empieza un sueño: ser piloto de avión.
"Debido a mis condiciones económicas es posible que no lo logre, pero el simple pensamiento de querer ser piloto de avión es lo que cuenta", dijo.
Recién Allan consiguió un trabajo en una soda, ahí laborará los fines de semana para ayudarse con los pagos y sobre todo con lo que implica el graduarse como bachiller.
Sin duda, una ayuda extra no le caería mal por lo que usted puede ayudarle a cumplir sueños. 62162836 es el número de Sinpe que tiene disponible, a su nombre.
Allan tiene tres hermanos, dos de ellos dice tomaron el camino equivocado y otra es madre de dos niñas. Todos viven en Alajuela, solo él decidió quedarse en su pueblo para cumplir metas, a pesar de lo que le cuesta.