Recién tomó una de las decisiones más fuertes de su proceso: cortarse el cabello. Los efectos de 6 quimioterapias ya calaban y esto, la llevó a decidir algo que pospuso antes.
Aún así, su más reciente fotografía muestra lo que ella siempre quiso proyectar tras recibir el diagnóstico: luz.
Anita Rodríguez Jiménez es una vecina de Ciudad Quesada, nutricionista y a sus 45 años libra un férrea lucha contra un cáncer de colon que, le hizo metástasis en el hígado y pese a eso, trata de llevar una vida normal.
No hay duda que un diagnóstico que cayó de la noche a la mañana, cambia una vida pero la actitud con la que se asuma, es lo que hace fuerte al paciente y esto es lo que ella demuestra.
Todo empezó a inicios de febrero anterior con un dolor en la boca del estómago y aunque, en principio, la gastroscopía salió normal, un ultrasonido le reveló la cruda realidad.
"Yo me fui sola porque uno nunca espera una noticia de esas; yo lo más que esperaba era que me dijeran que tenía piedras en la vesícula, cuando el médico me preguntó qué síntomas tenía fue cuando me dijo que tenía que ser fuerte porque veía una metástasis, varios nódulos alrededor del hígado", contó.
Ya la enfermedad estaba avanzada y en medio de su día a día no se le manifestó de ninguna forma. Entre su trabajo, dar consultas y hasta hacer deportes, nunca hubo nada que alertara, más que algunos dolores mínimos que consideraba normales, por algunos padecimientos que siempre tuvo.
Inicia el proceso
Lo más fácil de proceso para ella ha sido el acompañamiento de su familia y de amigas a las que considera hermanas. Desde el día uno, no ha estado sola y eso, es lo que asegura le mantiene firme en su lucha.
Llegó el día del TAC: las noticias empeoraban para ella. La enfermedad avanzaba pero, esas noticias llegaban en compañía de hasta 4 personas que iban con ella.
"Yo iba con una comitiva a todas las citas, usted no tiene idea. Una semana después de la cita del TAC y la Biopsia fui al médico, otra vez con la comitiva. Ya el doctor me dio el diagnóstico y me dio los pasos a seguir pero, yo soy una persona muy positiva y me dije, ya esto ya lo tengo, hay que enfrentar la situación y el doctor me decía muchas cosas bonitas cuando vuelvo a ver atrás, veo a toda la comitiva llorando, yo solo reía y les decía que los había llevado para que me apoyaran, no yo apoyarlos a ellos", recuerda entre risas.
Esa actitud y esa fuerza es lo que más admiran quienes la rodea porque nunca se ha dejado vencer por esta enfermedad a la que ella no le dice el nombre, no la menciona y solo se refiere a ella como CA, siglas con la que la identifican los médicos.
"Yo desde el día uno que me di cuenta yo solo llegué, oré y le dije a Dios, esto es suyo, esto no es mío, usted sabrá qué va a hacer y estoy a sus pies, a su disposición", dijo.
"Dios me estaba preparando"
Desde hacía dos años, Anita acompañaba a sus tías, ya mayores, a una reunión de oración todos los miércoles en las que rezaban el rosario, oraban y analizaban la palabra de Dios.
Aunque era una reunión de señoras, su presencia era fija pues asegura, le llenaba compartir ese espacio.
Hoy, asegura que entiende porque de la nada un día solo empezó a ir y le gustó. Esas reuniones le empezaron a llenar el alma.
"Mi tía siempre me decía que qué hacía yo ahí con ese poco de viejillas y el otro día yo solo pensé que Dios me estaba preparando para esto... (llora) porque en esto es solamente Dios por todos los ángeles que han aparecido en mi vida, los doctores para mi han sido ángeles, me han cuidado, están pendientes de mi", relató.
De la mano del proceso previo a su cirugía, para extraer el tumor, también hubo oración de un padre quien le advirtió que iba a triunfar. Recuerda además con gozo, la oración que los médicos que iban a operarla, hicieron antes de la intervención.
"Yo sentí una paz increíble que solo Dios me la daba, yo no tenía ni miedo y me quedé ya dormida", recordó.
El procedimiento salió exitoso, regresó a casa pronto y siempre con la compañía de su familia y sus amigas y amigos.
Solo ha llorado dos veces en todo este proceso: el día que recibió la noticia y 15 días después de esa operación. El hígado empezó a agradarse y los dolores eran insoportables, la fuerza ya no era la de antes.
Abril 2024: Llega la quimioterapia, de golpe
A como pudo, adelantó una cita que tenía con el oncólogo en el hospital México. Llegó a la cita con todos los dolores insoportables, ya ni caminar podía.
Bastó una revisión médica para que, de una vez, sin preparación, sin previo aviso, sin más ni más recibió otra noticia: empezaba quimioterapia ese mismo día.
"A mi me mandaron así, sin armadura. Me metieron, me pusieron dos quimioterapias, llegué a las 7 de la mañana y salí como a las 7 de la noche".
Desde entonces pasaron 6 quimioterapias y hay 5 pendientes para completar 11 procedimientos que fueron los recomendados.
Los análisis auguran buenas noticias y el proceso de recuperación avanza de forma positiva pero, la lucha sigue y no hay tiempo para rendirse, menos para renegar.
Los efectos secundarios de la "quimio" la revuelcan por tres días pero, como el ave fénix cada semana se levanta de la cama a hacer algo que disfruta mucho: ejercicios, comer bien y saludable y socializar.
"En esto he conocido mucha gente que ha pasado o está pasando por este proceso y eso es muy importante para mi porque en esto, todo es actitud. Yo no pienso ni he pensado en morirme, nosotros somos luchadoras, yo tengo que salir adelante, arrasando con todo", dijo.
Quiso compartir su testimonio para alentar a tantas personas que puedan estar pasando lo mismo. La lucha no es fácil pero la actitud positiva puede ser el mejor remedio para el mal.
"Yo ni pienso en lo que tengo, solo digo que es una enfermedad que me están curando, más nada", finalizó.